jueves, 29 de noviembre de 2012

Como ser kutre en Halloween...y que no esté tan mal

No soy anti-Halloween, pero vamos, que es algo de lo que paso completamente. Ni me va ni me viene. Veo como año tras año vecinos y amigas me hablan de que han hecho fiestas de Halloween, veo sus fotos en Facebook, alguna vez mis hijos han podido ir disfrazados en el cole....pero nunca me ha llegado la vena participativa.
Hasta que este año, Halloween ha llamado a mi puerta. Tal cual. Volvíamos de nuestras vacaciones en Bélgica cuando encontramos un letrero en el portal citándonos a los vecinos a celebrar Halloween. En plan, a partir de las 21.00, a pedir chuches.
Para mí eso fue una encerrona. Además, en cuanto leyeron el cartel, los niños no dejaron de calcular en permanencia la cuenta atrás para el día de Halloween. Y además no teníamos disfraz. Como vivo en Nohaynadalandia, solo un Hipercor, voy dejando lo de los disfraces para el día siguiente. Hasta llegar a D-1. Entonces se me ilumina la bombilla y decido que mi hijo se va poner el disfraz de Diablo que le compré hace dos años y que aún le vale. Aunque más que diablo parece de John Travolta en los 80. Pero con unos cuertnos y un tridente que tengo de manualidad de otro disfraz...va que chuta. Y a mi hija, que le gusta ir de princesa, le propongo ir de híbrido princesa-bruja, es decir, traje de princesa y gorro de bruja y se pone súper féliz. Coste total: 3€ de gorro.
Día D. Cita a las 21.00. A las 19.00 vienen los primeros niños a pedir las chuches.
¿Queeeeee?
Pues eso, empieza a cundir el pánico, se disfrazan en 2 minutos y bajamos abajo para encontrarme que solo hay tres niños, los demás ya estaban por las casas, a los que les intento camelar para que se lleven a mis hijos a la ronda. Evidentemente, sin éxito. Así que yo, con los vaqueros y la chaqueta del chándal, sin pintar y sin peinar me veo recorriéndome las casas de los 6 portales de la urbanización. Quiso la casualidad que en el primer portal me encontrara con una cuidadora que estaba acompañando a dos niños a hacer la ronda. También ya le vale a los padres, encasquetarle el truco o trato a la cuidadora, menuda cara.
Y allí fuimos en comandita, recorriendo y llamando a TODAS y cada una de las puertas de las casas de los vecinos.
Conclusión:
Duración: 2 horas de truco-trato
Niños: felices, deseando que pase de nuevo
Yo: mareada pero muerta de risa, y es que hay cada vecino.....
Cuidadora: encantada de haberse encontrado conmigo y no haber ido sola. Se fue con el comentario " bueno, al final lo hemos pasado muy bien"
Padre de mis hijos: Escaqueado....
Chuches: Demasiados, la mitad de ellos fueron a parar a un escondite secreto conocido solo por mí
Testimonios gráficos:




Chuches con tridente


Mis monstruos (el John Travolta es un disfraz de diablo)

lunes, 26 de noviembre de 2012

El fan número 99, 100, 101...

Increíble pero cierto.
Llevo casi un año con 98 fans en Facebook. Y de repente esta tarde, sin comerlo ni beberlo, estos 98 fans se han convertido en el mítico número 100.
Gracias a Teo desde Rumania y a Mercedes desde Extremadura (Plasencia) por apuntaros y dadme una alegría tras un agotador día de supervivencia con experiencias laborales gruñonas, principio de resfriado, niña que no quiere cenar, marido que ha perdido el ratón del ordenador, y por supuesto no es culpa suya, y un retrovisor del coche roto.
Y si alguien se quiere apuntar a mi grupo para que seamos los 101 Inma-Dálmatas sólo tiene que hacer click aquí

Y no me lo puedo creer. Esto es cierto...He ido a copiar el enlace del grupo a Facebook ...y me he encontrado con mi fan número 101: Laura Porcel. Laura y yo nos conocimos en el 95 cuando trabajábamos en Disneyland Paris. Fuimos con una amiga común a ver el Show de Buffalo Bill. Años después, nos reencontramos trabajando en la misma empresa en Madrid y tardamos un mes en reconocernos. Y no me extraña que el número 101 sea el de Laura. 101 es un número mítico en Disney. Por los Dálmatas. El código "secreto" que se usa cuando se rompe una atracción es el 101 (one o one)...porque todo se torció cuando los Dálmatas fueron 101.

Gracias a todos

viernes, 23 de noviembre de 2012

Flash back: Los Hombres nunca tienen la culpa

Desde bien pequeña, observando a los adultos que me rodeaban me di cuenta de una cosa: Los hombres tienen una terrible tendencia a culpar de todo a sus mujeres
En serio.
Se las apañan para dar la vuelta a todo lo que pasa para echar la culpa a una mujer, sobre todo si es su novia, mujer o madre. Lo he visto hacer a mis tíos, a mi padre, a familiares, a vecinos...Y ahora lo sufro en carne propia. Y es que mi marido, a veces, con tal de no aceptar su culpabilidad es capaz de cualquier cosa.
Os voy a contar dos ejemplos, que no son recientes, porque de lo contrario aún tendría desenterrada el hacha de guerra

Las llaves
Año 2005. Yo, todas las noches echaba la llave en la puerta principal y la dejaba puesta. Todos los días.
Un día por la mañana, domingo, salimos marido, bebé en carrito y yo de casa. Primero yo con el carrito y un bebé de un mes y luego mi marido. El abre la puerta con la llave que estaba en la cerradura. Deja la llave dentro de la cerradura, cierra la puerta y ¡ta chán! Estamos encerrados fuera de casa...hay que llamar a un cerrajero.
Veredicto: Yo soy culpable porque durante la noche, como todas las noches, dejé la llave puesta en la cerradura. No es culpable la persona que se ha olvidado de sacar las llaves de la cerradura al abrir la puerta y luego al cerrarla. No os digo, la que se formó. Y como yo estaba en el máximo nivel hormonal, lo que lloré.

Año 2011. Mi marido se lleva un día mi coche al trabajo. Al día siguiente, volvemos a la rutina y se lleva el suyo. Cuando a las 4 de la tarde voy a buscar a los niños (cole inalcanzable sin coche), mis llaves no están colgadas del mueblecito de llaves. No panic. Llamo a mi marido. Oye, ¿te has llevado mis llaves? Contesta: Uy, si, perdona. No pasa nada, dime donde están las de repuesto. Me contesta: uy, están en mi bolso. Vaya, se ha llevado los dos pares de llaves en el bolso.
Bueno, pues le propongo que salga del trabajo y haga la recogida. Me contesta: tengo una reunión importantísima.
Vale, pues me cogeré un taxi.
Para quién me conozca, esto le parecerá increíble, pero yo tenía un día zen y ni me enfadé ni le culpé de nada. Oye, shit happens. Pero entonces, me dice...
"Es que de verdad, que cosas tienes, la culpa es tuya. Como se te ocurre no asegurarte de que las llaves están en su sito"
Veredicto: Yo soy culpable. Por no registrar el bolso de mi marido cada noche.
Han leído bien. Después de esto, sí que hubo un grito de mi parte, más bien una frase entera gritada, con algún taco seguido de mi dedo apretando la tecla roja del teléfono.
Hay que joderse.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Buscando vuestra empatía

A veces me cuesta muuucho contar lo que siento en el blog. Y sé que es una buena terapia escribir como te sientes, y sobre todo sabiendo que otra gente te lee. Pero aún así....
Pero hoy, mientras me comía una deliciosa ciapatta de brie con sobrasada....me he dado cuenta de que necesitaba desahogarme. Y es que no se puede estar rallando continuamente a los que nos rodean con los mismos temas.
Pues no estoy pasando un buen momento laboral. Y lo peor es que me está afectando en el terreno personal, lo que es inaceptable. Lanzamos un nuevo proyecto en la empresa con la que colaboro. El lanzamiento fue largo y extenuante. Pero ahora sacarlo adelante, es un desafío que yo me estoy tomando como una carrera de obstáculos. A pesar de que disfruto con casi todo el día a día del trabajo, me obsesiono con los resultados y con lo que no me ha dado tiempo a hacer y lo peor: sueño con el trabajo. Me despierto varias veces por la noche sobresaltada con pesadillas laborales y estoy agotada y con un careto.....
Sé que el 70% de mi malestar es culpa mía y está en mi solucionarlo. Y que haber dejado de hacer deporte no me ayuda. Pero no sé como hacerlo. Y hacía tiempo que no me sentía así. De hecho, una de las gracias que tenía lo de ser autónoma y trabajar de casa, era la flexibilidad, la libertad, la tranquilidad....Pero ya no.
El otro 30% de mi malestar es ajeno a mí, pero bueno, como trabajadores todos sabemos que el juego del tira y afloja de tener recursos o no y tiempo para completar tu trabajo es inevitable.

Pues ya está. Intento no perder la paciencia, dejar de pensar en el trabajo, pero no puedo, está omnipresente en mi mente. 
Y ya está. Disculpad el chorro de lamentos. Solo soy una bloguera más buscando vuestra empatía

SE ACEPTAN CONSEJOS Y REPROCHES

martes, 20 de noviembre de 2012

Ahora entiendo ciertas cosas

Vuelvo de la Ciudad Condal en un vuelo de Vueling. Ojeo la revista Ling y caigo sobre esta imagen. Con la aplicación escáner de mi iPhone la escaneo pensando en el blog.
La comparto con vosotros. Ahora entiendo muchas cosas.


domingo, 18 de noviembre de 2012

Desaparecida en Combate I

Pues sí, ando desparecida, pero esta vez ha sido en combate...
Llevo una semana en modo pesadilla laboral. De esto que duermes y sueñas con el trabajo, y que te despiertas angustiada dos o tres veces durante la noche. Resumo: una situación que una a esta edad no se puede permitir. No os digo nada...

miércoles, 31 de octubre de 2012

¡Por fin lanzamos!

Breve entrada para deciros que tras mucho esfuerzo, trabajo y estrés en las últimas semanas por mi parte , ayer lanzamos la nueva web: 1001Gourmet
Cuando veo la página web, me parece mentira que haya llevado tanto trabajo...y lo que nos queda.
1001Gourmet es una página web especializada en la venta de productos gourmet en Francia. Acabamos de lanzar y ya hemos vendido algunos jamones. Por cierto, la foto del señor tan atractivo que recomienda el producto de la semana...¡es nada menos que mi padre!

Así que, si teneis amigos en Francia, no dudeis en recomendar esta web. La pena es no poder comerme todo el producto gourmet que estoy contratando...dan unas ganas.

Ahora que ya me he quitado este peso de encima, vuelvo a respirar, ¡parece mentira! Ahora el reto es vender, contratar el producto adecuado y hacer bien el marketing. Total, nada, pero después de este lanzamiento tan largo, ya me siento capaz de todo.

Y seguro que no acabaré tan cansada al final del día laboral y podré poner más al día el blog, que os tengo que contar mi viaje a Bélgica en plan Meet the Fockers (Los Padres de ella - Los Padres de él, ¿os acordais?)

martes, 16 de octubre de 2012

Carta al Ratoncito Pérez

Ratoncito Pérez,
Soy Hugo.
He perdido mi diente en el patio del liceo. Seguro que lo encuentras. ?Me traes un regalo por favor? Por favor
Besos,
Hugo

domingo, 14 de octubre de 2012

Sonrisas y lágrimas: el musical y nuestra pequeña actriz..


Entrada breve para presumir del éxito ajeno...
El miércoles pasado fuimos a ver el musical "Sonrisas y lágrimas".
A nosotros nos gustan mucho los musicales, algo que nos viene de los años en los que vivimos en Londres, donde hay una oferta y una calidad increíble. Corrían  por entonces los años 90 y la oferta de musicales en Madrid era inexistente y de teatro muy pobre.
Por esa razón, y el hecho de que el protagonisa, Carlos Hipólito nos gusta mucho, tanto en la tele como haciendo de voz del Carlos Alcántara adulto, como en el teatro, donde ya le hemos visto en otras dos ocasiones, parecía evidente que teníamos que ir a este espectáculo.

Nuestra entrada con el autógrafo de Andrea

 

Pero el verdadero motivo que nos llevó a ver este musical es que actuaba nada menos que la hija de mi amiga Vicky: Andrea Kielbas. ¿Qué os parece?

En Sonrisas y Lágrimas, Andrea es Marta,  la sexta hija del Capitán Von Trapp. Para quien no se acuerde de la peli, cosa que dudo, porque nos la ponían hasta en la sopa cuando éramos pequeños, el Capitán Von Trapp tenía 7 hijos: 2 chicos y 5 chicas. Pues Marta es la segunda más pequeña.

El musical es precioso, interpretado por grandes actores y actrices con increíbles voces...pero a nosotros lo que más nos emocionó fue ver a Andrea, encima de ese pedazo escenario, interpretando, bailando, cantando....y como dice su madre ¡sin que se le haya subido a la cabeza!

Por si acaso, os aclaro. Los papeles de los 3 hijos pequeños son interpretados por menores. Por esta razón, estos niños no actúan todos los días de la semana, sino que hay varios grupos y van rotando. Solo actúan durante unas semanas bien definidas...

Tanto si actúa nuestra pequeña estrella ese día como si no...¡no os lo perdais!




lunes, 8 de octubre de 2012

Sueños circunstanciales

Y hoy sueño un sueño circunstancial.
Un sueño que sueño por mis circunstancias...
Y no sé si tengo derecho a soñarlo.
Sueño con disponer de mi tiempo, sueño con dar vida a mis proyectos personales, sueño con buena salud, con una vida sana, con el día sin estrés ......
En definitiva, lo que sueño....es con liberarme del desasosiego, pérdida del propio tiempo que son inseparables del trabajo...


Y en los tiempos que corren, una se siente culpable hasta de soñar con dejar de trabajar.

viernes, 5 de octubre de 2012

Vaya Semanita

Llevo una semana laboral de espanto.
Un par de días he tenido que currar por la noche, con el consecuente cansancio al día siguiente.....y llego al viernes, 5 de la tarde en un estado mental y de estrés que no sentía desde hacía tiempo.

Estoy en la fase final del lanzamiento de una web de productos gourmet. Es un proyecto que estoy gestionando para la empresa para la que trabajo como freelance y me produce sentimientos encontrados. Quería hablar de ello en el blog antes, pero hasta este preciso momento no he encontrado las palabras.
Me está resultando difícil, porque toco temas como transporte y pagos online que no había tocado nunca y me he divertido mucho...pero hay otros, como encauzar el tema del diseño que me ha quitado literalmente la vida porque no es mi punto fuerte y ha habido muchos cambios a lo largo del proyecto.

Ahora que el día L de lanzamiento se va aproximando, me siento orgullosa de mucho de lo que he logrado hacer, nerviosa por temas que no sé si darán problemas, por si no logramos lanzar a tiempo...y muy contenta porque me estoy dedicando también a contratar el producto que se va a vender...y no ha sido fácil negociar con pequeños productores de Delicatessen en Francia.

Por todo ello, mis sentimientos de amor / odio hacia el proyecto son de lo más confuso.
Termino la semana mirando hacia atrás,  a como iba el proyecto al 1 de septiembre y a como va hoy, y solo puedo alegrarme. Miro hacia adelante a la semana que nos queda para lanzar y solo puedo estresarme.
Y ahí lo dejo....una entrada de autoterapia porque esto me estaba impidiendo hablar sobre mí y sobre mi vida en el blog....

miércoles, 3 de octubre de 2012

Flashback: Aquella noche que me pasé casi en vela ...

Hace un par de años viví una situación que me hizo sentir como una víctima de cámara oculta pero sin cámara. ¿Os acordais de la peli de Manuel Summers "To el mudo e güeno"? ¿Esa en la que se demostraba que la gente, aún en la situación más absurda está dispuesta a ayudar?

Pues en una tesitura de esas me encontré yo una noche trabajando, apunto de cerrar de una vez mi portátil.
Antes os comento que yo ahora soy de skype, pero en aquella época era de messenger y por algún error identificativo llevaba un tiempo conectada a un tipo francés que tomé en un principio por un colega de otra oficina y con el que de vez en cuando nos preguntábamos cosas de traducciones.

Retomando el hilo de la historia, cuando iba a desconectarme del cyberespacio me contacta este tipo y me pregunta qué tal y nos ponemos a chatear. "Pues aquí trabajando de noche". "Pues aquí ayudando a una amiga". "Pues que majo". "Pues tú eres española, ¿no?"....y unos minutos después me veo aceptando prestar ayuda no a este tipo, sino a su amiga, a la que me conecta en una conversación de 3 y que me cuenta que está desesperada. Que al día siguiente presenta su proyecto fin de estudios en español tras haber hecho unas prácticas en una empresa española y que no tiene quién le verifique que el texto está bien escrito.

Y yo, que a veces de buena parezco imbécil, es aceptar y arrepentirme casi de forma simultánea al abrir el documento y enfrentarme a un tostón intragable de 50 páginas describiendo un trabajo de asistente comercial (trabajo que yo hice durante un año cuando aún se pagaba en pesetas)

La madrugada me sorprendió con nocturnidad, alevosía y un aburrimiento mortal corrigiendo el trabajo a una perfecta desconocida, intentando que quedara bien y a la vez con algún error para que no creyeran que lo había escrito otro y luchando con palabras que no sé de donde se había sacado esta mujer y que como no eran de ningún idioma, pues no entendía y "adapté".

Conclusión: Bueno, pues una es buena gente y se acuerda de otras veces en las que una mano desconocida ha llegado a sacarle del arroyo,...como aquella vez en Londres que iba llorando en el metro de depresión absoluta y una desconocida vino a consolarme, o aquella vez que un conductor de autobús no me dejaba subir porque no tenía cambio para el billete con el que yo quería pagar y un generoso desconocido me pagó el viaje o la vez que en la cola de Faunia una señora me dio un ticket de descuento que me ahorró un pastón, o una vez también en Londres que en la cola del cine una mujer española me regaló una entrada que le sobraba. Lo que no me moló es que me dormí a las 3 de la mañana y al día siguiente estaba destrozada. Y la chica se portó. Aprobó su proyecto y me escribió para comunicármelo y darme otra vez las gracias. Lo mínimo, direis, pues no, hay gente que ni eso....

jueves, 27 de septiembre de 2012

Vida Otoñal

Por suerte, vivir en un barrio residencial súper tranquilo tiene algo muy positivo: que esta tranquilidad se pega y entra en tu espíritu.
Y digo por suerte, porque yo me fui de vacaciones con el corazón desbocado de estrés producto de "trabajar desde casa cuando los niños están de vacaciones". Y el corazón ahora late normalmente.
Lo reconozco, la vuelta a la normalidad, ha sido buenísima.
- El cole está más cerca de casa (por eso nos mudamos), así que todos podemos dormir más
-Hay parques enormes por doquier también cerca de casa
- Hay muchos más niños en la comunidad de vecinos. En la anterior los había, pero eran bebés...
- Una comunidad con menos peligros que la anterior, en la que los niños no se pueden caer al garaje al asomarse por una barandilla, por lo que los niños pueden bajar de vez en cuando solos. Aunque, inciso, la primera vez que dejé bajar al Hugo solo al parecer se cayó de cabeza de una altura de más de un metro.

Y la tranquilidad ha llamado a mi puerta de la forma más inesperada. Lo malo de trabajar desde casa es que parece que llevas el curro a cuestas a todas horas. Si tienes que irte a buscar a los niños al cole te sientes mal por si te entra una llamada o por si no respondes a un mail. Y te ves andando por la calle con la merienda en una mano y el iPhone en la otra tecleando con furor. Y no sé por qué, ahora no me pasa. ¿Será el barrio? ¿Qué es? ¿Cómo he llegado a este deseado estado de tranquilidad, sin tan siquiera planteármelo?
Por dios, qué dure


Y es que trabajar de casa es como vivir en una montaña rusa emocional. Es fácil motivarse y desmotivarse tres veces en el mismo día, hay actitudes de compañeros que no comprendes porque están lejos, y también hay sentimientos que crees que tienes solo tú y te sientes mal y luego resulta que los tiene toda la empresa...Puedes cogerle asco y amor a un proyecto en la misma semana, ....Y luego hay periodos más largos de emociones planas.....
Pero lo que siempre es horrible es trabajar cuando los niños están en casa. No lo entienden. Se enfandan al ver que mamá está en casa y no se dedica a ellos, y que de hecho, no se le debe molestar.
Y como decían en el 123...¡hasta aquí puedo leer!

martes, 18 de septiembre de 2012

Relato Corto: Apretón en Gatwick

Prólogo: esta es la primera parte de un relato corto que escribí para mi clase de escritura creativa. Fue muy frustrante cuando lo leí en clase. La primera parte del relato (esta) pretendía ser graciosa, pero cuando lo leí, solo me reí yo, lo que además de frustrante es patético. La segunda parte, en la que explica el malentendido por el que a la protagonista le pasa esta desagradable aventura en Gatwick, no lo entendió nadie, por lo que lo he eliminado temporalmente.
Para quitarme el mal gustillo que me dejó el relato, lo he arreglado un poco y lo dejo más bien como una escena. Me cuesta mucho escribir escenas y son parte esencial del relato. Así que allá va. Si la crítica es mala renuncio a arreglar la segunda parte, a veces uno escribe cosas intragables y hay que admitirlo

Ah, y como bien dice el título va de un apretón....Es escatológico.
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El despertador sonó a las 6 de la mañana. Mientras lo apagaba, Ana se arrepintió de haber reservado un vuelo de vuelta a casa tan temprano. Con gusto se quedaría en la cama un ratito más. El dolor de estómago no la dejó remolonear entre las sábanas. Mientras se arreglaba y terminaba de meter su ropa en la maleta, sonó el teléfono. Era la recepcionista del hotel avisándole de que ya había llegado el taxi que le llevaría a la estación de tren. Acabó de vestirse a toda prisa, bajó a recepción, dejó su llave y se metió en el taxi sin haber ni siquiera desayunado. No sabía si eso era bueno o malo para su dolor de estómago.

Una vez en la estación de Victoria, cogió el Gatwick Express por los pelos, por lo que tampoco pudo desayunar. En Gatwick, se topó con el follón habitual. Colas para facturar el equipaje, colas en las máquinas de auto check-in y sobre todo colas para pasar la seguridad. Menos mal que había llegado con tiempo de sobra. Ana se encontraba cada vez peor. Su estómago parecía haberse quedado colgado en el programa de centrifugado de la lavadora. La fila avanzaba despacio. Los pasajeros pasaban una y otra vez bajo los arcos detectores de metal. Ahora sin reloj, ahora sin zapatos, ahora sin cinturón, vacíese los bolsillos. Vale, es por nuestra seguridad, pero menuda pérdida de tiempo. Ana se agarraba el estómago mientras observaba como una señora ofendidísima gritaba a un policía porque no le dejaba pasar un bote de perfume en el equipaje de mano . Otra que hace años que no viaja, pensó Ana. Cuando le llegó su turno, Ana ya se había preparado: no llevaba reloj, había sacado el ordenador de su mochila y estaba depositando su cinturón en la bandeja con una mano mientras con la otra se sujetaba los pantalones, que le iban un poco grandes. Al pasar bajo el arco le dio un retortijón insoportable, y como no sonó ningún pitido, se abalanzó hacia su equipaje de mano. Metió como pudo todo en la mochila y corriendo, sin zapatos y agarrándose bien la cintura de los pantalones, dio una carrera hacia el baño. Le daba igual saber desde que puerta saldría su vuelo o si llegaría a tiempo o no. Le acababa de dar un apretón histórico, y no podía aguantar ni un minuto más. Ana, castaña, 1 metro 70, delgada, alegre, joven, agraciada, siempre a la moda, entre sudores fríos y ruidos dignos de un volcán en erupción puso solución a su grave problema en el cuarto de baño. Pero lo dejó en tal estado que no se atrevió a salir de su cubículo hasta que dejó de oír ruidos provenientes del lavabo. Agazapada detrás de la puerta y sudando ya no sentía dolor ni vergüenza, solo alivio y compasión por la persona que tuviera que limpiar todo aquello.

Una vez en el hall comprobó que todavía le quedaba tiempo de sobra para tomar su vuelo. Se acercó a su puerta de embarque, se desmoronó en un sofá y se sumió en un profundo sueño, justo después de preguntarse qué es lo que había comido que tan mal le había sentado.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Flashback: Las cucharillas del Hilton

Cuando viajo en coche y los niños se duermen y se me acaba la conversación con mi marido, mi mente comienza a divagar. Y como supondréis, mi mente divaga poco, porque en un viaje en coche con niños tienen que alinearse los astros para que se produzcan todas estas circunstancias. Pues este año, viajando hacia Isla Canela, se produjo esta situación. Y dejando que la mente navegara sola, empezó a encadenar opiniones y pensamientos, hasta llegar a los recuerdos…y trasladarme en un plis a la época en que yo vivía en Londres y trabajaba de camarera en un hotel Hilton. Y fue pensar en el Hilton y saltar al tema de las cucharillas del Hilton y decidir,…cuánto me gustaría contar esto en el blog,…

Hace como década y media trabajé en un hotel Hilton de Londres. Primero como camarera, luego como telefonista y finalmente como recepcionista. De donde me quedan más y mejores recuerdos y aún amigos, es de mi época de camarera.

Para los que hayais trabajado en hostelería sabréis que el número de material ideal se calcula así: Si hay sitio en un restaurante para 100 comensales lo ideal sería tener 300 unidades de cada pieza necesitada. Es decir: 300 platos, 300 tenedores, 300 tazas….Porque se supone que 100 están en las mesas, 100 pueden estar lavándose y 100 preparados para ser usados cuando los comensales se retiren de la mesa. Eso en un mundo ideal. Si hay material, se trabaja bien, y si no hay material, se sufre. El sufrimiento es inversamente proporcional al número de material disponible: cuanto menos material, más sufrimiento para el trabajador.

Pues en el Hilton, el número de cucharillas de café era inferior al número de comensales. Tendríamos capacidad para 300 personas y no había ni 200 cucharillas. Imaginaros como eran los desayunos para nosotros, los camareros. En busca de la cucharilla perdida. En principio, lo que se intentaba es que el cliente no reclamara su cucharilla, que moviera su café con el mango del tenedor. Pero como esta iniciativa la tenían pocos, pues teníamos que recurrir al ingenio. En principio nos guardábamos las cucharillas y solo se las dábamos a los que las reclamaran. Y cuando ya no nos quedaban, que era casi inmediatamente después de abrir el restaurante…..¡comenzaba la carrera! Que se iba el cliente, corriendo tres camareros en plan olimpiada a por la cucharilla que había dejado. Como esto era estresante y creaba mal rollo, decidimos trabajar en equipo, y ser unos cerdos. Pusimos una jarra de agua hirviendo en el aparador de los camareros y cada vez que un cliente se iba, ¡chof! Metíamos la cucharilla dentro para que se lavara…y se la dábamos al siguiente comensal. Al cabo de media hora, el agua caliente estaba fría y con un color cola-cao de espanto, pero no había tiempo para cambiarla así que con un trapito, se le daba un toque, y al cliente.

Esto parece un chiste, pero de verdad que era super estresante. No os imaginais la cantidad de clientes que nos gritaban, ¡quiero mi cucharilla ya!!! Y sí, la culpa no era nuestra, era del restaurante que no compraba cucharillas…y a pesar de nuestras quejas….pues como no había presupuesto, según los altos mandos, pues no se compraban. Esto se repetía, a menor escala con las tazas y con las teteras.

Hasta que un día sucedió lo inevitable. Una compañera, con dos cojones le dijo a un cliente histérico que reclamaba su té. "No le puedo traer su té porque no hay teteras suficientes. Tengo que esperar a que un cliente que esté tomando té, se vaya."

Este señor en cuestión se enfureció aún más y se quejó a un “manager” que pasaba por allí y esto fue el acabose. Nuestra compañera, santificada y admirada por nosotros, fue puesta como ejemplo del mal eterno y enemiga de la empresa, que es la que nos daba de comer y pagaba nuestra “rent” y creo que hubo represalias. Lo que pasa es que la memoria me falla y no me acuerdo bien de ella. Se nos encomendó de la forma más borde, no hacer nada igual en el futuro…¡por dios, Hilton sin teteras!!!

Meses después,  yo me fui a otro departamento (recepción) y el tema de las cucharas seguía vigente, casi que a uno le entraban ganas de traérselas de casa…. El agua de las jarras para limpiarlas seguía enfriándose y oscureciéndose y la búsqueda de cucharillas continuó.

Casi me dan ganas de ir a ese hotel un día a desayunar y pedir una cucharilla y un té y ver qué pasa….Lo de la cola para coger las tostadas os lo contaré otro día….