jueves, 30 de diciembre de 2010

De El control de esfínteres, los cerrojos y el amor fraternal

Os preguntareis, ¿cómo uno el control de esfínteres con un cerrojo y el amor fraternal para que tengan protagonismo en el mismo cuento? Cuando una tiene hijos, todo es posible.
Mi hija Olga nos ha dado el mejor regalo que podíamos recibir estas Navidades: perder miedo al orinal y disfrutar del placer de hacer pis donde debe hacerse. Todo gracias a su profesora Elena y una regañina que le echó cuando se enteró de que controlaba en el cole pero en casa se negaba a sentarse en un orinal. ¿Qué tendrá Elena que no tenga yo?, me pregunto.

En pleno entusiasmo de esta buena noticia, un día Olga se aventuró a ir a mear en solitario y de paso mostrarnos una habilidad recién adquirida que desconocíamos: cerrar la puerta con cerrojo.  Os voy a ahorrar el eterno relato de la angustia que pasamos llamando con cariño, después gritos y más tarde alaridos a nuestra hija de 2 años y no oir ni una respiración al otro lado de la puerta. Cuando empecé a pensar cosas horribles (de esas de accidentes en cuartos de baño) al compás de los berridos de su hermano de "¡Mi hermana se ha muerto para siempre!" el súper cachas con el que comparto vida y algo más, logró tirar la puerta del baño abajo a base de patadas....para encontrarnos a nuestra querida hija pequeña sentada tan formalita y con su espalda toda recta, en el orinal, como si nada fuera con ella. Como si la escena de histeria que se había desarrollado al otro lado de la puerta fuera otro episodio de Mujeres Desesperadas.

El que peor lo pasó fue su hermano mayor, el mismo que la mira de reojo para ver cuantos lacasitos le quedan para ver si le puede quitar alguno, el que quiere galamente entrar siempre el primero en el coche y tener la mejor sorpresa del huevo kinder y la calcamonía de los gusanitos y el mismo que siempre quiere ganarla ya sea en una carrera, en ponerse antes la ropa o en acabarse antes el plato de comida. En definitiva, ese hermano que te quiere tanto que te lo demuestra dándote collejas y pellizcos en cuanto mamá no mira. Los que teneis hermanos ya sabeis de lo que hablo "ni contigo ni sin ti". Pero mejor siempre contigo (bueno en mi caso, con vosotras 3).

martes, 7 de diciembre de 2010

Las cenas de Navidad y demás celebraciones corporativas

Este año me han invitado a la cena de Navidad de la empresa con la que colaboro. Y va con desplazamiento incluido (es lo que tiene que la empresa no esté en Madrid). La cosa no me preocupaba mucho hasta que la semana pasada acabé un jueves en una fiesta corporativa de una red de afiliación que estrenaban oficina. Yo pensaba que eso de ser lo que llaman "home based" o trabajador desde casa no te afectaba mucho el look, sobre todo si seguía con la disciplina de pintarme la raya del ojo por la mañana y no ponerme el chándal más que los viernes, que es el día que tengo la clase de TaiChi. Pues me equivocaba. Afecta. Afecta porque a fuerza de no cruzarte con mucha gente al final te vas aferrando a la moda de cuando trabajabas en la oficina y eso fue hace casi dos años.
En esta fiesta me di cuenta de muchas cosas:
- Hay una nueva generación de tías buenas trabajadoras de las que yo ya no formo parte.
- Se llevan los flequillos, y mírame con estos pelos
- Se llevan los vestiditos de fiesta tipo Masiel
- Ya no se baila en las fiestas, lo que está bien porque yo perdí el sentido del ritmo al nacer
- Y ahora, ¿qué coño me pongo yo para la cena de la empresa para no parecer una madre a la que han sacado a cenar?

Para huir la tentación de ponerme el top de siempre que ya no me sienta ni bien, se lo he regalado a mi hermana pequeña a quién le va sentar mejor. Y ahora estoy esperando a mi marido con ansia para escaparme rauda y veloz al Corte Inglés a comprarme algo....algo...Porque aunque los compis dicen que irán como si fueran cualquier día a la oficina....yo no me lo creo.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Qué fácil es ser cobarde por email

Breve reflexión perso-profesional.
Me encanta la era internet: comprar por internet, reservar por internet, escribirse por email. facebook, linked in, mi blog, tu blog, el  blackberry....de hecho trabajo en internet desde 2001,  vivo de ello.
Pero creo que el ser internautas nos ha vuelto a muchos más cobardes. Las malas noticias se dan por mail e incluso por mensaje text al móvil. A una amiga mía el novio le dejó por SMS, la semana pasada un cliente me dejó colgada con un tema un viernes a las 20.00 con un email de una línea, como para buscar un plan B, se cancelan citas por text, te cancelan el vuelo y te mandan un mail....qué curioso. Parece que ninguna mala noticia se da por teléfono, ¿eh? Menos mal que los médicos no nos mandan los diagnósticos negativos al iPhone.
No me quiero poner de modelo de virtudes, porque alguna vez también me he unido al grupo de los "cobardes por email". Pero ahora me quiero desunir porque oye, las putadillas internautas sientan fatal. Pero cuantas veces hemos dicho o has oído decir "pues ala, le mando un mail y ya está".  Así "quedamos bien"
Unámonos al grupo de los que dan la cara...o al menos de los que dan la voz