jueves, 29 de abril de 2010
Sobreviviendo Ikea
Todo empezó el jueves pasado por la tarde cuando a mi hijo se le ocurrió matar el gusanillo tomando una tapita de detergente ariel. Y lo noté porque nunca en mi vida había olido un aliento tan limpio. Tras llamar a toxicología (061 por si no lo sabeis), acabé en el Niño Jesús - encontré donde aparcar sin problema. En seguida nos mandaron para casa porque no fue nada, "sólo un sustillo". Como es la segunda vez que vamos a urgencias por ese tema- hace dos años Hugo se encaramó al lavabo y chupó un bote de quitamanchas, acabamos pasando el sábado en Ikea comprando un armario con llave donde guardar todos los productos de limpieza o que pueden llevar a envenamiento por ingestión que hay por la casa, como el quitaesmaltes.
Compramos este mueble rojo tan bonito con llave y ahora ha pasado a formar parte del mobiliario del tendedero.
La visita a Ikea transcurrió sólo con dos breves incidencias: cuando en el autoservicio los dos niños salieron corriendo y yo me comporté como la madre de Sin Chan (que se pone roja y grita y da lástima a los que la rodean) y cuando Hugo ya quería irse a casa y nos dio un pequeño show tipo yo también quiero ir sentado en el carrito.
Como de Ikea no se va nadie sin comprar 3 veces más de lo que tenía previsto también nos llevamos: dos lámparas de luz de noche con forma de ratón que van cambiando de color, blanco, morado, naranja.., dos ratoncitos de juguete de 0,99 cada uno, dos sábanas bajeras para camas de niños, dos cajas con ruedas para meter cosas, y vasos y platos de plástico de colores.
Siempre que comemos en Ikea soy feliz. Es barato, tienen cubiertos y platos y vasos de plástico, hay baberos, zona de juegos donde los niños se desfogan mientras te tomas el postre...¿por qué no hay más sitios de esos?
Por cierto, ¿os gusta el mueble nuevo?
lunes, 26 de abril de 2010
La Muñeca Trudi
La semana pasada fue muy movidita: una clase de defensa personal, comida con mi amiga Carolina, viaje en avión a Barcelona (con la nube negra el AVE era prohibitivo), breve visita a urgencias, excursión a Ikea, y la muñeca Trudi.
Amigos, os presento a Trudi. Trudi, te presento a los santos que leen mi blog. El padrino de mi hija Olga es italiano, vive en Rimini y se llama Roberto. En febrero fuimos a visitarle a él, a su mujer Anna y a su hija Sara, a quién aún no conocíamos. Roberto nos esperaba con una gran sonrisa y con una muñeca Trudi para Olga y un coche teledirigido para Hugo. Olga y Trudi se hicieron amigas de inmediato y no se separaban más que lo necesario. Hasta que hace dos semanas, al volver del Hipercor, Trudi no volvía con nosotras. Me partía el corazón ver a mis hijos de la mano buscando a Trudi por toda la casa y preguntándome ¿dónde está Trudi? Tras tres días de búsqueda dimos a Trudi por desaparecida. Durante el fin de semana la busqué por internet pero sólo la encontré en Italia tanto en la casa Trudi Trudimia como en eBay y con unos gastos de envío de ataque cardíaco.
Resumiendo, logré dar con la dirección de la distribuidora de Trudi en Barcelona. Les llamé y fueron muy amables (creo que la parte de mis hijos de la mano buscando a Trudi les enterneció mucho). Tomaron mi teléfono y en menos de una hora me llamaron para darme la dirección y teléfono de Juguetes Pepe, en frente del Bernabeu, que es la única juguetería en Madrid que vende a Trudi. Gracias, amigos de Trudi. Juguetes Pepe, también enternecidos por la historia del padrino italiano me apartaron a Trudi; y al día siguiente con el corazón brincando de alegría fui a recogerla(y a pagarla).
He de decir que durante la semana que Trudi ha estado fuera de casa ha crecido un poco (como 5 centímetros) y no le vale la ropita que se dejó en casa antes de su escapada. Ver la cara de Olga al abrazar a Trudi me hizo saltar el corazón aún más alto y el de mi madre, que dijo "qué no se hará por un hijo". Y lo mejor fue el comentario de Hugo: "Ya te lo dije mamá, Trudi se cansó de Olga y se fue a dar un paseo. ¿Pero por qué lleva otra ropa?"."Hombre, no iba a pasar todo este tiempo en pijama, se ha comprado un vestido", le dije.
Moraleja: No quiero que se me vuelvan a perder más muñecas. Me he sentido muy mala madre.
martes, 20 de abril de 2010
La clase de defensa personal
Me acuerdo de que cuando iba al colegio y había que saltar el potro o hacer una voltereta en el plinto yo siempre me ponía al final de la fila junto a los gorditos con la esperanza de que sonara la campana y me librara de saltar. Con esto quiero decir que yo era una de las patosas de la clase (pero aclaro: patosa sí, pero gordita nunca). Pasar a C.O.U. supuso para mí una gran alegría porque la educación física pasó a ser una asignatura optativa y yo opté por dejarla.
A pesar de que todo lo que requiere cierta coordinación (como conducir) me resulta difícil, me he dispuesto a mejorar mi problema. Los viernes por la mañana voy a clases de TaiChi en el Centro PaKua de Madrid (en el Paseo de Sta María de La Cabeza). Las clases las imparte el Maestro Carlos Ortiz, que es un tío muy majo y que sabe escuchar.
Ayer acabé yendo en el mismo centro a una clase de Defensa Personal que impartía el Maestro Román Verón, justo el día antes de volverse a Buenos Aires (esperemos que no le afecte la nube volcánica). El objetivo de la clase era poder defenderse con lo que lleves en ese momento en la mano, por lo que practicamos con lo que teníamos en el bolso en ese momento - las llaves. Yo había pensado llevarme un Gormiti o un Bakugan porque son objetos que mi hijo mete frecuentemente en mi bolso. Pero pensé: practicar con un Gormiti es trampa porque son feísimos y asustan por sí solos y con un Bakugan es incomódo porque necesitas llevar también la carta magnética para que se abran (si no tienes hijos o sobrinos pequeños no intentes enteder esta parte).
Después de una hora de práctica clavándole las llaves al contrario, dando patadas, y algún secreto más que no voy a desvelar, reconozco que al menos el reflejo defensivo se adquiere (como el de apartar el brazo que te ataca y contraatacar con estilo). En definitiva fue dinámico, divertido y como de toda experiencia, también se aprende.
Es una experiencia que recomiendo. Y además hoy me siento como Rambo: ¡No siento las piernas!
A pesar de que todo lo que requiere cierta coordinación (como conducir) me resulta difícil, me he dispuesto a mejorar mi problema. Los viernes por la mañana voy a clases de TaiChi en el Centro PaKua de Madrid (en el Paseo de Sta María de La Cabeza). Las clases las imparte el Maestro Carlos Ortiz, que es un tío muy majo y que sabe escuchar.
Ayer acabé yendo en el mismo centro a una clase de Defensa Personal que impartía el Maestro Román Verón, justo el día antes de volverse a Buenos Aires (esperemos que no le afecte la nube volcánica). El objetivo de la clase era poder defenderse con lo que lleves en ese momento en la mano, por lo que practicamos con lo que teníamos en el bolso en ese momento - las llaves. Yo había pensado llevarme un Gormiti o un Bakugan porque son objetos que mi hijo mete frecuentemente en mi bolso. Pero pensé: practicar con un Gormiti es trampa porque son feísimos y asustan por sí solos y con un Bakugan es incomódo porque necesitas llevar también la carta magnética para que se abran (si no tienes hijos o sobrinos pequeños no intentes enteder esta parte).
Después de una hora de práctica clavándole las llaves al contrario, dando patadas, y algún secreto más que no voy a desvelar, reconozco que al menos el reflejo defensivo se adquiere (como el de apartar el brazo que te ataca y contraatacar con estilo). En definitiva fue dinámico, divertido y como de toda experiencia, también se aprende.
Es una experiencia que recomiendo. Y además hoy me siento como Rambo: ¡No siento las piernas!
lunes, 12 de abril de 2010
Inma Opina: Ryanair- pagar por ir al baño en el avión
Durante 2009 me topé varias veces con la noticia de que Ryanair, compañía aérea líder de bajo coste se planteaba cobrar a sus clientes por ir al baño durante el vuelo. Pensé que eso no se podría llevar a cabo jamás y no le volví a dedicar más tiempo a esta “amenaza”. Negar la evidencia, una vez más, no me ha servido para nada. El mes pasado, volviendo de Bolonia a Madrid en un vuelo de Ryanair, uno de los asistentes de vuelo nos anuncia por megafonía que efectivamente, Ryanair en breve instalará un servicio de monedas en las puertas de los baños y cobrará una libra por ir al baño. Estupefacción, comentarios por parte de los pasajeros…”Esto reducirá nuestros costes”, decía nuestra informadora, “porque eliminaremos uno de los dos baños y pondremos entre 2 y 4 asientos en su lugar”. “Ecológicamente es un paso adelante”, proseguía, “y les animamos a usar los baños de las terminales antes de subir al avión.” La buena noticia era que este sistema de baños de pagos se impondrá exclusivamente en vuelos de una duración inferior a una hora y media. Suspiro de alivio, sobre todo de los que tienen vejiga de poca capacidad.
Mis reflexiones son las siguientes:
- ¿Cómo vamos a ir al baño en la terminal antes de montar al avión si los pasajeros empiezan a hacer cola para entrar los primeros 45 minutos antes de que se pueda embarcar? Recordemos la presión que hay por entrar los primeros en los vuelos en los que las plazas no están numeradas
- Los que tenemos hijos, ¿tendremos un precio de familia?
- ¿Seguirán los pasajeros comprando bebidas en el avión o se echarán para atrás para que no les entren ganas de ir al baño durante el vuelo?
- Pagamos por maleta, por comer, por entrar los primeros (priority boarding) y así podernos sentar al lado de nuestros hijos menores y nuestros abuelitos, y ahora en vuelos cortos pagaremos por hacer pis.
Es cierto que Ryanair tiene precios muy económicos y por eso seguimos volando con ellos, pero siempre con sentimiento de culpabilidad.
Mi marido tiene a su familia en Charleroi, así que nos vemos abocados al trágico destino de seguir volando con Ryanair. No he visto vuelo sin incidencia entre pasajeros, sin gritos o peleas, sin colas interminables en frente de un check-in, sin gente desesperada abriendo maletas y sacando ropa para que pesen menos. También he vivido la frustración de pagar el priorty boarding y que luego me metan en un autobús que me lleva al avión y darme cuenta que he pagado por ser el primero en montar en un autobús. También he vivido la impaciencia de una señora empujándome mientras yo llevaba a mi hija en brazos subiendo la escalerilla del avión. Pero lo dicho, en precio son a menudo imbatibles y el euro manda.
Hay que mear menos.
Mis reflexiones son las siguientes:
- ¿Cómo vamos a ir al baño en la terminal antes de montar al avión si los pasajeros empiezan a hacer cola para entrar los primeros 45 minutos antes de que se pueda embarcar? Recordemos la presión que hay por entrar los primeros en los vuelos en los que las plazas no están numeradas
- Los que tenemos hijos, ¿tendremos un precio de familia?
- ¿Seguirán los pasajeros comprando bebidas en el avión o se echarán para atrás para que no les entren ganas de ir al baño durante el vuelo?
- Pagamos por maleta, por comer, por entrar los primeros (priority boarding) y así podernos sentar al lado de nuestros hijos menores y nuestros abuelitos, y ahora en vuelos cortos pagaremos por hacer pis.
Es cierto que Ryanair tiene precios muy económicos y por eso seguimos volando con ellos, pero siempre con sentimiento de culpabilidad.
Mi marido tiene a su familia en Charleroi, así que nos vemos abocados al trágico destino de seguir volando con Ryanair. No he visto vuelo sin incidencia entre pasajeros, sin gritos o peleas, sin colas interminables en frente de un check-in, sin gente desesperada abriendo maletas y sacando ropa para que pesen menos. También he vivido la frustración de pagar el priorty boarding y que luego me metan en un autobús que me lleva al avión y darme cuenta que he pagado por ser el primero en montar en un autobús. También he vivido la impaciencia de una señora empujándome mientras yo llevaba a mi hija en brazos subiendo la escalerilla del avión. Pero lo dicho, en precio son a menudo imbatibles y el euro manda.
Hay que mear menos.
domingo, 11 de abril de 2010
El Taller de Risoterapia
Para el día del Padre le regalé a Kazim (mi marido) dos entradas para un taller de risoterapia. Una para él y otra para mí, claro. Quise hacerle ese regalo en Navidad pero cuando fui a comprarlo ya no quedaban más plazas y tuvo que conformarse con un masaje en el centro de fisioterapia de en frente, que tampoco está nada mal.
Ayer por la tarde dejamos a los niños con la abuela (otra vez) y nos fuimos al famoso taller. Mi marido tenía sueño e iba medio enfadado por tener que salir de casa. Menudo planazo ir a risoterapia con un acompañante mosqueado: Pues podías haber elegido otro día porque hoy juegan el Barça y el Real Madrid y lo mismo cancelan el taller, seguro que no hay ni dios por la calle, estoy cansado, los niños no me han dejado echar la siesta,.....Menos mal que con el vaivén del metro se fue calmando. ¿Por qué los hombres son así? ¿Por qué por qué?
Nos bajamos en la estación de metro de Estrecho y llegamos a una academia de baile (oriental, indio, danza del vientre): comprobamos que no nos habíamos equivocado de sitio. La clase se daba allí. Esperamos a que empezara la clase mientras una señora se dedicaba a vender "atrezzo" de baile: sujetadores con monedas para que te muevas al son de la música, diademas con moneditas para sonar al mover la cabeza también y mochilas de Hello Kitty.
En fin, el taller de risoterapia merecía la pena. No os voy a contar todo porque si vais alguna vez , os estaría fastidiando la sorpresa. El taller tiene una parte teórica de 10 minutillos y el resto son actividades en las que vuelves a ser de nuevo un niño descubriendo cosas nuevas que te hacen reír (os acabo de desvelar una de las claves). Durante más de una hora vas corriendo de un lado a otro de la sala y acabas sudando. Yo me había leído los comentarios de clientes de Atrápalo, y fui en chándal, pero las chicas que llevaban tacones acabaron por descalzarse. La parte que más me gustó fue la de explotar globos sentándome encima (vamos, con el culo). Al final del taller tienes unos 10 minutos de relajación en los que mi media naranja se quedó completamente sobado.
Conclusión: nos reímos mucho, interactuamos con otras 18 personas que no conocíamos de nada y a las que probablemente no volvamos nunca a ver y...lo más importante: mi acompañante gruñón salió encantado y tuvo que reconocer que el regalo ya no era un regalo, sino un regalazo. Eso sí, él tenía razón en una cosa: con el partido Madrid-Barça no había nadie por la calle.
Por si a alguien le interesa: el taller de Risoterapia dura una hora y media y cuesta 15 euros por persona. Yo lo compré en Atrápalo y obviamente recomiendo la experiencia. Los hay en más ciudades que Madrid.
Ayer por la tarde dejamos a los niños con la abuela (otra vez) y nos fuimos al famoso taller. Mi marido tenía sueño e iba medio enfadado por tener que salir de casa. Menudo planazo ir a risoterapia con un acompañante mosqueado: Pues podías haber elegido otro día porque hoy juegan el Barça y el Real Madrid y lo mismo cancelan el taller, seguro que no hay ni dios por la calle, estoy cansado, los niños no me han dejado echar la siesta,.....Menos mal que con el vaivén del metro se fue calmando. ¿Por qué los hombres son así? ¿Por qué por qué?
Nos bajamos en la estación de metro de Estrecho y llegamos a una academia de baile (oriental, indio, danza del vientre): comprobamos que no nos habíamos equivocado de sitio. La clase se daba allí. Esperamos a que empezara la clase mientras una señora se dedicaba a vender "atrezzo" de baile: sujetadores con monedas para que te muevas al son de la música, diademas con moneditas para sonar al mover la cabeza también y mochilas de Hello Kitty.
En fin, el taller de risoterapia merecía la pena. No os voy a contar todo porque si vais alguna vez , os estaría fastidiando la sorpresa. El taller tiene una parte teórica de 10 minutillos y el resto son actividades en las que vuelves a ser de nuevo un niño descubriendo cosas nuevas que te hacen reír (os acabo de desvelar una de las claves). Durante más de una hora vas corriendo de un lado a otro de la sala y acabas sudando. Yo me había leído los comentarios de clientes de Atrápalo, y fui en chándal, pero las chicas que llevaban tacones acabaron por descalzarse. La parte que más me gustó fue la de explotar globos sentándome encima (vamos, con el culo). Al final del taller tienes unos 10 minutos de relajación en los que mi media naranja se quedó completamente sobado.
Conclusión: nos reímos mucho, interactuamos con otras 18 personas que no conocíamos de nada y a las que probablemente no volvamos nunca a ver y...lo más importante: mi acompañante gruñón salió encantado y tuvo que reconocer que el regalo ya no era un regalo, sino un regalazo. Eso sí, él tenía razón en una cosa: con el partido Madrid-Barça no había nadie por la calle.
Por si a alguien le interesa: el taller de Risoterapia dura una hora y media y cuesta 15 euros por persona. Yo lo compré en Atrápalo y obviamente recomiendo la experiencia. Los hay en más ciudades que Madrid.
miércoles, 7 de abril de 2010
Semana Santa
Ya está, se acabó la Semana Santa.
Estas vacaciones hemos dejado a los hijos repartidos entre los familiares, y nos hemos pasado un fin de semana con los amigos. Hemos estado en Cáceres, en la comarca de La Vera. Nos hemos juntado un grupo de amigos que estudiamos juntos Turismo en la escuela del Lago de Madrid. ¡Hace 15 años!
Sólo quiero comentar que a pesar de ser 9 personas, nos hemos llevado bien durante el viaje, salvo pequeñas discrepancias: unos querían hacer senderismo y otros no, así que al final hicimos una ruta corta para agradar a todos. Hubo sólo un mosqueo y pequeño y fue jugando al tabú - suele pasar cuando un grupo va perdiendo debido a jugadores medio dormidos.
El año pasado estuvimos en el Toboso y nos la pasamos comiendo y agotados. Vamos mejorando, no nos podemos quejar.
En fin, esperamos volver a repetir el año que viene.
Estas vacaciones hemos dejado a los hijos repartidos entre los familiares, y nos hemos pasado un fin de semana con los amigos. Hemos estado en Cáceres, en la comarca de La Vera. Nos hemos juntado un grupo de amigos que estudiamos juntos Turismo en la escuela del Lago de Madrid. ¡Hace 15 años!
Sólo quiero comentar que a pesar de ser 9 personas, nos hemos llevado bien durante el viaje, salvo pequeñas discrepancias: unos querían hacer senderismo y otros no, así que al final hicimos una ruta corta para agradar a todos. Hubo sólo un mosqueo y pequeño y fue jugando al tabú - suele pasar cuando un grupo va perdiendo debido a jugadores medio dormidos.
El año pasado estuvimos en el Toboso y nos la pasamos comiendo y agotados. Vamos mejorando, no nos podemos quejar.
En fin, esperamos volver a repetir el año que viene.
Suscribirse a:
Entradas
(
Atom
)