Los que me conoceis personalmente ya sabeis que tengo debilidad por las conversaciones guarras. Que lo de pipí y caca me hace soltar la carcajada en cuestión de segundos. Y que todo tema de trasfondo sexual me priva, que es oir "polla" o "me lo fo" y ya estoy con la sonrisa al viento y la risa pronta. No lo puedo evitar para bien y para mal.
Pues bien, todo esto, me ha servido y me sirve para consolidar amistades de gustos conversacionales afines, para pasar buenos ratos de risa, para escandalizar a más de uno...y para verme envuelta en situaciones de las que no sé salir. Como hoy en la piscina.
Estaba hablando en la pisci con una vecina, a la que por cierto hablé de mi blog, así que lo mismo se lee este post, del que es coprotagonista. Hablábamos de cómo son los productos frescos de la compra online. Le cuento como es la carne. Y me pregunta como es la fruta. Y yo explico:
"Pues la fruta y la verdura son buenas. Pero no puedes elegirla tú y claro, a veces no te llega lo que tú quieres exactamente. A mí ayer me trajeron unos pepinos enormes, que de uno sacas para tres ensaladas, y a mí me gustan más pequeños."
"Claro", me contesta ella, "eso es lo malo".
Y yo me empiezo a reir, y no podía parar y me sorprendo a mí misma diciendo justo lo que estoy pensando "Perdona, es por los pepinos, que se me ha puesto a volar la imaginación. Que no puedo evitarlo"
En fin. La vecina se rió también.
Y con esta mente sucia....yo no sé que hacer.