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viernes, 30 de enero de 2015

Flashback: Los ochenta, cuando la moda era meter mano

El otro día, viendo "Cuéntame", salió una escena en la que a Inés le meten mano repetidas veces mientras está haciendo una prueba para ser presentadora.
Tuve un gran momento Flashback y retrocedí a mi adolescencia, en plenos años 80. En los 80, que te metieran mano por la calle, al menos en Madrid, era de lo más normal. Por desgracia. Pandillas de chiquillos te tocaban el culo y salían corriendo. Les daba igual que fueras paseando con tu madre. Ibas a la piscina del barrio y si te descuidabas, ¡rasca!, te tocaban el culo y se largaban buceando. Lo peor, por supuesto, era en el metro. Si es que allí, a las 8 de la mañana, todos apretujados, se sufrían momentos de peli de terror. Incluso pillabas al guarro de turno tocándote (normalmente el culo), le agarrabas la mano, le identificabas, le pegabas un grito y el asqueroso encima lo negaba. Lo del metro, al parecer, en la línea 1 era aún peor. Hasta tal punto, que una compañera de clase entraba a los trenes con un alfiler en la mano y pinchaba sin piedad a quién se atreviera a tocarla.
Chavalines, viejos verdes, jóvenes desvergonzados..no puedo decir nada más que esto : "era muy fuerte".

En fin, que los años han pasado y por suerte, estas prácticas de acoso han desaparecido y no se echan de menos. Es cierto que en el metro sigue habiendo salidos también en el siglo XXI, pero estos son más finos. En vez de tocarte el culo, arriman la cebolleta.

Hay quién defiende el piropo, hay quién lo odia. Pero estoy segura que en esta práctica de tocar culos y salir corriendo, estamos de acuerdo todos: mejor que no.

viernes, 18 de abril de 2014

Ha muerto Gabriel García Márquez, El Escritor

Con gran pena acabo de enterarme de que ha fallecido Gabriel García Márquez. El no lo sabía, pero he pasado grandes ratos gracias a él. Porque mi madre compraba en el Círculo de Lectores todos y cada uno de sus libros.

Me he leído Cien Años de Soledad varias veces. He sufrido mucho con los golondrinos del Coronel Aureliano Buendía, me he hecho un lío con un árbol genealógico repleto de Arcadios y Aurelianos. Si cierro los ojos puedo ver un armario repleto de bacinillas, un sótano con un señor haciendo alquimia y una pesada soledad que siempre tiene compañía. Con placer habría escrito una carta al coronel, porque no tenía quién le escribiera, aunque a mí no me caía particularmente bien.

El primer libro que leí de Gabriel García Márquez fue Crónica de una muerte anunciada. Yo tendría 13 años y me lo hizo pasar bien mal, sentí mucha pena por ese señor que caminaba por su pueblo con la espada de Damocles persiguiéndolo.

Pero siempre recordaré esa clase de COU en la que la profesora de matemáticas nos regañó por leer a escondidas Cien Años de Soledad.

Que descanses en paz, Gabo.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Flash Back: Italian for Beginners - Aquel maravilloso curso de italiano

Hoy me siento melancólica y llevo un fin de semana colgada de un recuerdo. Así que para descolgarme, os lo cuento.

Yo viví 4 años en Bélgica, porque mi pareja, además de mi pareja, es belga.
Bélgica fue un país muy duro al principio, en el que viví 6 meses literalmente sin vida social, con una familia política a la que no hacía mucha gracia (aclaro que con los años esto aún no ha cambiado), y con mi chico trabajando en Holanda. Imaginaros el panorama.

Pero como yo no soy de las que se duerme en la miseria, y no valgo para estar sola, pues me metí en un curso de italiano en el Istituto Italiano di Cultura, allí en la Rue de Livorne. También me hice miembro activo de un grupo de Amnistía Internacional (Groupe 23), en el que hice cosas muy chulas y me enteré de cosas muy chungas que pasaban y siguen pasando por el mundo. Pero de Amnistía y la venta de velas en las puertas de los supermecados os hablaré tal vez otro día. A partir de allí y de cambiar de trabajo un par de veces, logré hacerme con amigos y una vida social nada despreciable.

Este fin de semana, esta adicta a YouTube (la soledad es muy mala y si no me acompaña de vez en cuando un vídeo musical pues como que no me animo), cayó en la melancolía italiana.

Me acordé de las canciones que nos ponía Roberta Deodato, la profesora que tuvimos durante los 3 años de curso, para acercarnos a la lengua y la cultura musical italiana.

Paolo Conte, Vasco Rossi, y hasta Eros Ramazzotti pasaron por el radio casette que se rebobinaba para volver a escuchar las canciones una y otra vez.
El "pomeriggio" era "troppo azzurro", y nos acordábamos de " gli uomini che ti son piaciuti".
Yo descubrí que un cantante que literalmente detestaba, Eros Ramazzotti, estaba muy bien. De hecho, os aconsejo que lo escucheis en italiano. Aclaro que en español me sigue pareciendo un despropósito.

Os dejo todo un clásico:


y la canción de amor más bonita que hay:

Una Canzone per te

Una Canzone per te. Autor: Vasco Rossi.  
Buena semana

jueves, 29 de agosto de 2013

Flashback: Como era para mí la vuelta al cole


Cuando era pequeña, mis padres siempre nos llevaban de vacaciones las dos primeras semanas de septiembre.

Así que durante el mes de agosto éramos una de las 3 o 4 familias que nos quédabamos en el barrio. Y es tal cual, porque en aquella época el 90% de los españoles se iba de vacaciones un mes entero y éste era el de agosto.
Lo de tener Madrid para nosotros solos no era precisamente lo ideal. Casi todo estaba cerrado, hacía un calor alucinante y lo de tener un ventilador era inalcanzable. Al menos tenía con quien jugar además de mis hermanas, ya que mi amiga Isa y su familia también se quedaban y pasábamos los niños mucho tiempo juntos en las calles o en el Parque.

Aún así, lo llevábamos bastante bien, sobre todo porque mis padres nos contaban historias horribles sobre lo chungas que eran las vacaciones playeras en agosto, con colas para todo y sin sitio para plantar la sombrilla en la playa, amén de la toalla o la esterilla.

En fin, que a pesar de comernos dos  meses a 40º en Madrid, con tres visitas a la piscina y un calor de sobremesa que solo lograba aliviar el bajar las persianas hasta la penumbra, no nos quejábamos mucho.

Pero para mí, si había un regustillo amargo con eso de irse de vacaciones en septiembre: la vuelta al cole.




Nuestras vacaciones tan deseadas y tan disfrutadas se veían empañadas por los anuncios en la radio, en la tele, en las revistas, en las vallas publicitarias de la operación más temida para un niño: "La vuelta al cole". Su bombardeo era constante.

Cada día de nuestras dos semanas de vacaciones no teníamos más remedio que enfrentarnos a esa cruda realidad: que pronto nos tocaría volver, que se acababa lo bueno, que las aulas nos abrirían sus puertas (que a nosotros se nos antojaban como fauces de lobos),  nada más regresar  de nuestro descanso anual.


lunes, 19 de agosto de 2013

Flashback: De cuando trabajé en Disney

Cuando tenía 21 años hice la maleta y comencé mi vida de adulta.
Me independicé.
Me fui a trabajar a Disneyland Paris, lo que fue una grandiosa experiencia en mi vida...y desde allí seguí viajando hasta volver a España casi 10 años depués. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Hoy me acordé de cuando estuve en Disneyland Paris y me pregunté como habría cambiado el restaurante en el que trabajé en el 95: Fuente del Oro. He hecho una búsqueda en Google (como no se me ocurriría antes)...y está exactamente igual.

Imagen del blog de Willy Disneyland Paris, espero que no le importe


Pues que no ha cambiado nada...de ese mismo patio una vez tuve que limpiar un vómito de un niño alemán que se había montado en el Big Thunder Mountain y luego se zampó unas fajitas...Detrás de esas papeleras mi amiga Elena y yo nos hemos escondido para dar una caladilla secreta a un pitillo...y ¡cómo me he reído en las cocinas y backstage de este restaurante!

Este es mi flashback de hoy. Para mí significa mucho, porque fue el inicio de mis mejores años, de la persona que ahora soy.


viernes, 2 de agosto de 2013

Flash Back: Un grupo, una canción - ¡Qué tiempos aquellos!

Hace un par de semanas me preguntan que nombre una canción que haya sido importante en mi vida. Entonces me doy cuenta otra vez que estoy atascada en los 90 en cuanto a música se refiere. Así que sin vergüenza alguna, indico mi canción, no de los 90 sino de los 80.

Y mi canción fue esta: We are not gonna take it  de los míticos Twisted Sister.

Para mí es un canto contra el conformismo que en  la adolescencia me fascinaba. Aquí va el vídeo.


Y si lo pongo ahora me sigue gustando, me entran ganas de correr por la casa. No de bailar, de correr y no de cantar, de gritar.

Y las pintas, los maquillajes... es que son espectaculares, mirar el pelazo de Dee Snider y la pintilla de duros del resto del grupo.

What do you wanna do in your life?
I WANNA ROCK!!!!!

lunes, 22 de julio de 2013

The Karate Kid

Este fin de semana, el canal Cosmopolitan ha emitido la saga de Karate Kid al completo, de la I a la III.
Para los que seais más o menos de mi quinta, recordareis que Karate Kid llegó al cine cuando estábamos aún en EGB.
Recuerdo perfectamente que fui al cine Aluche con una amiga a ver la primera parte.  Cuando a los pocos segundos de empezar se oyó la voz del protagonista, Ralph Macchio, por el que estábamos coladitas, todo el cine se puso a gritar histéricamente y al unísono. No fue hasta años después, cuando emitieron la película en la televisión que pude escuchar el diálogo inicial. Como mola poder gritar de admiración por un hombre, ¿eh?

He tenido la ocasión de ver películas que de adolescente  me volvían loca posteriormente en la tele, y algunas de ellas, como por ejemplo Top Gun, me han producido hasta vergüenza ajena en algunas escenas. Sin embargo Karate Kid, aunque ahora la veo desde un diferente punto de vista, pues me ha seguido gustando. Las tres películas tienen su gracia, pretenden enseñar algún valor, lo de que trabajando duro puedes llegar a donde quieras...Lo de siempre, pero con un poco de sentido del humor. También me dio pon pensar sobre el  ....¿qué pasó con...? Y cierto, qué pasó con Ralph Macchio, el protagonista,... A mí en los 90 cuando dejé de saber de él, me habría encantado saber por donde andaba. Pero ya sabeis que por entonces la única fuente que teníamos era la Súper Pop. Lo bueno es que ahora con internet, todo se puede saber y basta con poner el nombre del actor para que te salgan páginas de biografías suyas. En fin, que después de Karate Kid y Cruce de Caminos, este chico hizo alguna película más, pero sobre todo se ha dedicado al teatro. Pero como Google os puede decir más que yo, yo me limito a poneros un par de fotos del antes y depués de este  actor:





Fotos de fapop.com y idmb.com
 

Todo esto para contar que pensé que a mi hijo le iban a gustar las películas, y acerté. Coincide conmigo que la primera es sin duda la mejor. La verdad es que se lo ha pasado bomba y creo que se arrepiente de haber dejado las artes marciales, ya que al final de la tercera película me ha pedido que le sacara su cinturón naranja y ha dormido con él puesto. Además, también le ha dado por podar un arbolito que tiene tipo bosai. Su hermana pequeña, con quien vimos la última parte, ha dormido con el traje de artes marciales de su hermano, que ahora es de su talla.

Y para los que aún esteis con la operación bikini, ya sabeis "Dar cera, pulir cera".

viernes, 23 de noviembre de 2012

Flash back: Los Hombres nunca tienen la culpa

Desde bien pequeña, observando a los adultos que me rodeaban me di cuenta de una cosa: Los hombres tienen una terrible tendencia a culpar de todo a sus mujeres
En serio.
Se las apañan para dar la vuelta a todo lo que pasa para echar la culpa a una mujer, sobre todo si es su novia, mujer o madre. Lo he visto hacer a mis tíos, a mi padre, a familiares, a vecinos...Y ahora lo sufro en carne propia. Y es que mi marido, a veces, con tal de no aceptar su culpabilidad es capaz de cualquier cosa.
Os voy a contar dos ejemplos, que no son recientes, porque de lo contrario aún tendría desenterrada el hacha de guerra

Las llaves
Año 2005. Yo, todas las noches echaba la llave en la puerta principal y la dejaba puesta. Todos los días.
Un día por la mañana, domingo, salimos marido, bebé en carrito y yo de casa. Primero yo con el carrito y un bebé de un mes y luego mi marido. El abre la puerta con la llave que estaba en la cerradura. Deja la llave dentro de la cerradura, cierra la puerta y ¡ta chán! Estamos encerrados fuera de casa...hay que llamar a un cerrajero.
Veredicto: Yo soy culpable porque durante la noche, como todas las noches, dejé la llave puesta en la cerradura. No es culpable la persona que se ha olvidado de sacar las llaves de la cerradura al abrir la puerta y luego al cerrarla. No os digo, la que se formó. Y como yo estaba en el máximo nivel hormonal, lo que lloré.

Año 2011. Mi marido se lleva un día mi coche al trabajo. Al día siguiente, volvemos a la rutina y se lleva el suyo. Cuando a las 4 de la tarde voy a buscar a los niños (cole inalcanzable sin coche), mis llaves no están colgadas del mueblecito de llaves. No panic. Llamo a mi marido. Oye, ¿te has llevado mis llaves? Contesta: Uy, si, perdona. No pasa nada, dime donde están las de repuesto. Me contesta: uy, están en mi bolso. Vaya, se ha llevado los dos pares de llaves en el bolso.
Bueno, pues le propongo que salga del trabajo y haga la recogida. Me contesta: tengo una reunión importantísima.
Vale, pues me cogeré un taxi.
Para quién me conozca, esto le parecerá increíble, pero yo tenía un día zen y ni me enfadé ni le culpé de nada. Oye, shit happens. Pero entonces, me dice...
"Es que de verdad, que cosas tienes, la culpa es tuya. Como se te ocurre no asegurarte de que las llaves están en su sito"
Veredicto: Yo soy culpable. Por no registrar el bolso de mi marido cada noche.
Han leído bien. Después de esto, sí que hubo un grito de mi parte, más bien una frase entera gritada, con algún taco seguido de mi dedo apretando la tecla roja del teléfono.
Hay que joderse.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Flashback: Aquella noche que me pasé casi en vela ...

Hace un par de años viví una situación que me hizo sentir como una víctima de cámara oculta pero sin cámara. ¿Os acordais de la peli de Manuel Summers "To el mudo e güeno"? ¿Esa en la que se demostraba que la gente, aún en la situación más absurda está dispuesta a ayudar?

Pues en una tesitura de esas me encontré yo una noche trabajando, apunto de cerrar de una vez mi portátil.
Antes os comento que yo ahora soy de skype, pero en aquella época era de messenger y por algún error identificativo llevaba un tiempo conectada a un tipo francés que tomé en un principio por un colega de otra oficina y con el que de vez en cuando nos preguntábamos cosas de traducciones.

Retomando el hilo de la historia, cuando iba a desconectarme del cyberespacio me contacta este tipo y me pregunta qué tal y nos ponemos a chatear. "Pues aquí trabajando de noche". "Pues aquí ayudando a una amiga". "Pues que majo". "Pues tú eres española, ¿no?"....y unos minutos después me veo aceptando prestar ayuda no a este tipo, sino a su amiga, a la que me conecta en una conversación de 3 y que me cuenta que está desesperada. Que al día siguiente presenta su proyecto fin de estudios en español tras haber hecho unas prácticas en una empresa española y que no tiene quién le verifique que el texto está bien escrito.

Y yo, que a veces de buena parezco imbécil, es aceptar y arrepentirme casi de forma simultánea al abrir el documento y enfrentarme a un tostón intragable de 50 páginas describiendo un trabajo de asistente comercial (trabajo que yo hice durante un año cuando aún se pagaba en pesetas)

La madrugada me sorprendió con nocturnidad, alevosía y un aburrimiento mortal corrigiendo el trabajo a una perfecta desconocida, intentando que quedara bien y a la vez con algún error para que no creyeran que lo había escrito otro y luchando con palabras que no sé de donde se había sacado esta mujer y que como no eran de ningún idioma, pues no entendía y "adapté".

Conclusión: Bueno, pues una es buena gente y se acuerda de otras veces en las que una mano desconocida ha llegado a sacarle del arroyo,...como aquella vez en Londres que iba llorando en el metro de depresión absoluta y una desconocida vino a consolarme, o aquella vez que un conductor de autobús no me dejaba subir porque no tenía cambio para el billete con el que yo quería pagar y un generoso desconocido me pagó el viaje o la vez que en la cola de Faunia una señora me dio un ticket de descuento que me ahorró un pastón, o una vez también en Londres que en la cola del cine una mujer española me regaló una entrada que le sobraba. Lo que no me moló es que me dormí a las 3 de la mañana y al día siguiente estaba destrozada. Y la chica se portó. Aprobó su proyecto y me escribió para comunicármelo y darme otra vez las gracias. Lo mínimo, direis, pues no, hay gente que ni eso....

viernes, 14 de septiembre de 2012

Flashback: Las cucharillas del Hilton

Cuando viajo en coche y los niños se duermen y se me acaba la conversación con mi marido, mi mente comienza a divagar. Y como supondréis, mi mente divaga poco, porque en un viaje en coche con niños tienen que alinearse los astros para que se produzcan todas estas circunstancias. Pues este año, viajando hacia Isla Canela, se produjo esta situación. Y dejando que la mente navegara sola, empezó a encadenar opiniones y pensamientos, hasta llegar a los recuerdos…y trasladarme en un plis a la época en que yo vivía en Londres y trabajaba de camarera en un hotel Hilton. Y fue pensar en el Hilton y saltar al tema de las cucharillas del Hilton y decidir,…cuánto me gustaría contar esto en el blog,…

Hace como década y media trabajé en un hotel Hilton de Londres. Primero como camarera, luego como telefonista y finalmente como recepcionista. De donde me quedan más y mejores recuerdos y aún amigos, es de mi época de camarera.

Para los que hayais trabajado en hostelería sabréis que el número de material ideal se calcula así: Si hay sitio en un restaurante para 100 comensales lo ideal sería tener 300 unidades de cada pieza necesitada. Es decir: 300 platos, 300 tenedores, 300 tazas….Porque se supone que 100 están en las mesas, 100 pueden estar lavándose y 100 preparados para ser usados cuando los comensales se retiren de la mesa. Eso en un mundo ideal. Si hay material, se trabaja bien, y si no hay material, se sufre. El sufrimiento es inversamente proporcional al número de material disponible: cuanto menos material, más sufrimiento para el trabajador.

Pues en el Hilton, el número de cucharillas de café era inferior al número de comensales. Tendríamos capacidad para 300 personas y no había ni 200 cucharillas. Imaginaros como eran los desayunos para nosotros, los camareros. En busca de la cucharilla perdida. En principio, lo que se intentaba es que el cliente no reclamara su cucharilla, que moviera su café con el mango del tenedor. Pero como esta iniciativa la tenían pocos, pues teníamos que recurrir al ingenio. En principio nos guardábamos las cucharillas y solo se las dábamos a los que las reclamaran. Y cuando ya no nos quedaban, que era casi inmediatamente después de abrir el restaurante…..¡comenzaba la carrera! Que se iba el cliente, corriendo tres camareros en plan olimpiada a por la cucharilla que había dejado. Como esto era estresante y creaba mal rollo, decidimos trabajar en equipo, y ser unos cerdos. Pusimos una jarra de agua hirviendo en el aparador de los camareros y cada vez que un cliente se iba, ¡chof! Metíamos la cucharilla dentro para que se lavara…y se la dábamos al siguiente comensal. Al cabo de media hora, el agua caliente estaba fría y con un color cola-cao de espanto, pero no había tiempo para cambiarla así que con un trapito, se le daba un toque, y al cliente.

Esto parece un chiste, pero de verdad que era super estresante. No os imaginais la cantidad de clientes que nos gritaban, ¡quiero mi cucharilla ya!!! Y sí, la culpa no era nuestra, era del restaurante que no compraba cucharillas…y a pesar de nuestras quejas….pues como no había presupuesto, según los altos mandos, pues no se compraban. Esto se repetía, a menor escala con las tazas y con las teteras.

Hasta que un día sucedió lo inevitable. Una compañera, con dos cojones le dijo a un cliente histérico que reclamaba su té. "No le puedo traer su té porque no hay teteras suficientes. Tengo que esperar a que un cliente que esté tomando té, se vaya."

Este señor en cuestión se enfureció aún más y se quejó a un “manager” que pasaba por allí y esto fue el acabose. Nuestra compañera, santificada y admirada por nosotros, fue puesta como ejemplo del mal eterno y enemiga de la empresa, que es la que nos daba de comer y pagaba nuestra “rent” y creo que hubo represalias. Lo que pasa es que la memoria me falla y no me acuerdo bien de ella. Se nos encomendó de la forma más borde, no hacer nada igual en el futuro…¡por dios, Hilton sin teteras!!!

Meses después,  yo me fui a otro departamento (recepción) y el tema de las cucharas seguía vigente, casi que a uno le entraban ganas de traérselas de casa…. El agua de las jarras para limpiarlas seguía enfriándose y oscureciéndose y la búsqueda de cucharillas continuó.

Casi me dan ganas de ir a ese hotel un día a desayunar y pedir una cucharilla y un té y ver qué pasa….Lo de la cola para coger las tostadas os lo contaré otro día….

miércoles, 11 de mayo de 2011

Flash Back: Nunca digas nunca

¿Os acordais de las series americanas de los 80 y principios de los 90?  Eran series que duraban 30 minutos y tenían mucho éxito. Padres forzosos, Alf, Los problemas crecen, Cosas de casa....Como en los 80 teniamos solo dos canales, todos veíamos las mismas series y lo pasábamos en grande comentándolas con los compañeros de clase al día siguiente.
Pues había una que se llamaba Kate y Allie de la que me volví a acordar hace poco. Se trataba de dos mujeres divorciadas que compartían piso con sus hij@s. Una tenía una agencia de viajes y la otra se dedicaba cuidar de la casa y los niños. No me acuerdo de mucho más de la serie, salvo de un minuto de un capítulo. En él Allie le dice a Kate: "Cuando era adolescente hice una lista de cosas que nunca haría o diría a mis hijos. La he vuelto a mirar y me he dado cuenta de que he hecho todas las cosas al menos tres veces".
Recuerdo vívido en mi memoria porque yo entonces tendría como 15 años y pensé que debería hacer una lista también. Por suerte algo pasaría: deberes, un libro o una amiga llamaría al telefonillo porque no la hice. Porque seguro que de otro modo, ahora tendría un motivo para sentirme culpable, o dos, o tres, ....