jueves, 20 de octubre de 2011

Amanecer en la M30

Estoy cansada. Tengo sueño. He soltado mucha adrenalina esta semana. Sólo me consuelo pensando que llegará el viernes por la tarde, y en el momento que inicie mi clase de pilates a las 15.00 estaré oficialmente de vacaciones durante una semana. Aprovechando las vacaciones escolares de los niños, nos vamos a la playa con mi padre, mientras mi chico se queda trabajando en Madrid.
Esta semana está siendo dura, porque el Papi está de viaje de trabajo y me toca llevar a los niños al cole, lo que supone comerme un señor atasco en la M30 cada mañana. Invariablemente, al cruzar el Puente de Ventas, me doy cuenta de que ya ha amanecido, de que hemos salido del garage mientras era de noche y ya es de día. Y no hemos sido testigos ni de un sol naranja ni del romanticismo. No hay nada más triste que un amanecer en la M30, mientras tienes una subida de adrenalina al intentar cambiar de carril. Llevo mal lo de los atascos y los nervios y mala leche mañanera con la que te premian tantos conductores. Los que se te pegan como lapas hasta en las cuestas (ignorantes, si supieran quien va conduciendo ni se les ocurriría). Los que usan mi técnica favorita a la hora de cambiar de carril : ahora te la meto un poquito y luego del todo. Los que se cuelan y aparecen de pronto delante de tu coche, sin ni siquiera molestarse en poner el intermitente (¿pa qué?). Los que no te dejan cambiarte de carril porque oye, para que van a dejar pasar a alguien, ¿para que llegue primero?. Menos mal que también hay conductores majos que sí se tomaron su café antes de salir de casa.
Mi relación con la conducción es especial. Me saqué el carnet a los 32 años porque la dependencia automovilística hacia mi pareja aumentaba día a día peligrosamente. No me lo saqué antes porque de veinteañera, no tenía ni ganas ni dinero para pagármelo. Luego fui a vivir a Londres y bueno, no iba a aprender a conducir por el otro lado. Luego en Bélgica me saqué el teórico y opté por la opción de que me enseñara a conducir mi chico, cosa que es perfectamente legal en el país. Pues al tercer paseo se cagó de miedo y lo tuve que dejar porque no me daba la pasta para pagar a un profesor. Al vover a España me animé y me lo saqué a la cuarta, nada menos. Tardé un año y medio en obtener el carnet, con embarazo, parto, mudanza y cambio de trabajo de por medio. Ahora tengo mi coche, hago de chófer de mis hijos y me alegro de saber conducir. Pero soy buena gente y la jungla de la M30 y de Madrid en general es demasiado para mí....
Pero al más puro estilo Bridget Jones, ¡sobreviviré!

martes, 11 de octubre de 2011

El Pájaro Acuático y los reenvíos de emails

Buenos martes-viernes a todos. Martes porque es martes y viernes porque ole-ole-ole mañana no hay cole. Aprovecho para enviaros una historia corta que escribí hace unos meses para mi clase de escritura creativa. La profesora me aconsejó hacer un par de modificaciones. Hoy he encontrado un ratito y ganas para hacerlas y he decidido compartir la historia corta con vosotros. El ejercicio consistía en escribir un relato corto que empezara con la frase: "Encontré un pájaro acuático muerto en el aparcamiento"

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Encontré un pájaro acuático muerto en el aparcamiento. Los animales muertos me dan mucho asco y me causan confusión. Mi amiga Isabel, de pequeña, decía que había que escupir sobre los animales muertos. De lo contrario, todo lo que comiéramos aquel día tendría el sabor del animal. Esto me da aún más asco que encontrarme con el cadáver, y al final nunca sé si escupir o no. No es normal encontrar un pájaro muerto en un aparcamiento y menos aún un pájaro acuático. Lo que me pareció inconcebible fue encontrar una gaviota muerta en un aparcamiento en pleno centro de la ciudad. Como no soy Sherlock Holmes ni el Inspector Maigret, me abstuve de hacer conjeturas y me contenté con escupir. Por si acaso.


Subí a mi oficina, encendí el ordenador y mientras se ponía en marcha, me hice un café. Volví a mi despacho, cerré la puerta y empecé a bebérmelo mientras leía mi correo electrónico. Comprobé con disgusto que había 5 correos de mi jefe, todos reenvíos de correos de su jefe. Es decir, su jefe le pedía hacer investigaciones y presentaciones y él me reenviaba todo a mí para que lo hiciera yo. Hay un chiste de oficina en el que se cuenta como usando la técnica del reenvío al final es el becario de la empresa el que acaba haciendo todo el trabajo.

Me detuve con la taza en mis labios, mirando esos emails. Estaba hartándome, trabajaba demasiado y los méritos se los llevaba siempre él. En ese momento, se abrió la puerta de mi despacho y mi jefe asomó su cara sonriente, para recordarme que en media hora se iba a Londres. A esa estupenda formación a la que se suponía que iba a ir yo y a la que a último minuto había decidido ir él en mi lugar.

Me puse los guantes, bajé al garaje con una bolsa de plástico y metí la gaviota muerta dentro. Subí a la oficina. Mientras, él hablaba con otro compañero al que habría reenviado otros tantos correos, frente a la máquina de café. Me colé en su despacho, abrí su maletín y metí la gaviota muerta en el compartimento vecino al del portátil, mientras sonreía. Me reía por dentro imaginándome el momento en el que escanearan su equipaje de mano en la seguridad del aeropuerto.

viernes, 7 de octubre de 2011

Trudi se ha vuelto a perder

Si alguno no conoce la historia de la muñeca Trudi, la mejor amiga de Olga, os invito que la leais aquí. Así comprendereis mejor esta entrada.

Miércoles: Olga se lleva a Trudi al cole. Al llegar la deja dentro de la mochila. Al salir, cuando va a buscarla el abuelo, saca la muñeca de la mochila y se dirigen hacia el cole de Hugo, Trudi en mano.
Por la noche no encontramos la muñeca. Toda la familia se pone a buscar a Trudi frenéticamente. Llamamos al Abuelo y nos informa de que Trudi se debe de haber quedado dentro del coche. Olga se queda dormida llorando del disgusto.
Jueves: Trudi no está en el coche. El Abuelo no ha dormido en toda la noche pensando en la muñeca. Yo tengo esperanzas de que esté en algún sitio en el que no hayamos mirado. El Abuelo me llama pidiéndome noticias justo cuando estoy con Olga esperando a Hugo en su cole. Empiezo a preocuparme. Sale Hugo del cole y nos dirigimos hacia la salida, cuando Olga dice:
-"Mamá, mira, esa niña lleva una muñeca igual que Trudi".
Me doy la vuelta rauda y veloz y sigo a la niña. La niña en cuestión lleva a Trudi en sus brazos.
-"Hola Guapa, ¿te has encontrado a esa muñeca? ¿Dónde está tu mamá?"
En efecto, era Trudi, con la cara y la ropa sucia. Se quedó tirada el día anterior en un trocito de tierra que hay a la puerta del cole de Hugo, mientras Olga se dedicaba a buscar piñones el miércoles. La niña llamada Cristina la encontró y estaba a punto de ir a dársela al vigilante de la puerta.


A la niña Cristina la comí a besos y abrazos por haber encontrado a Trudi y no habérsela quedado.
No os digo el alivio del Abuelo, el mío y la alegría de Olga.
Y es que Trudi forma parte de la familia.


- Ha acompañado a Olga en la aventura de aprender a hacer pis en el orinal:




- Ha hecho amigas entre las demás muñecas:


- Y ha sido la primera novia de mi sobrino Moisés


Según Olga, Trudi pasó muy mala noche fuera de casa, solita tirada en la tierra y lloró mucho.

martes, 4 de octubre de 2011

Actividades extraescolares

¿Pensais que las actividades extraescolares son sólo para niños?
¡los adultos las necesitamos! Para cambiar de aires, de ambiente, para estar satisfecho con uno mismo y para aprender algo.
Por fin hoy he logrado terminar la planificación de mis actividades extraescolares. Este curso me he metido en nuevos proyectos laborales que probablemente me lleven más tiempo, lo que es factible, ya que ya tengo a mis dos retoños escolarizados. Pero esto significa que no voy a irme a una clase a mitad de la mañana como hacía el año pasado, porque me despisto y luego acabo cogiendo el ordenador por la noche y terminando tareas. Y es que eso ya no lo puedo soportar. Se acabó el trabajar por las noches.
Así que allí va:
Martes por la tarde, 2 horas de curso de Escritura Creativa, continuación del comenzado ya en marzo.
Jueves a las 9.00, 1 hora de Defensa Personal
Viernes a las 15.00, 1 hora de Pilates
Y ya está, no quiero tomar más cursos que luego me agobio y me arrepiento a pesar de las satisfacciones que me dan.
Unas de las ventajas de trabajar en casa es poder hacer estas cosillas, porque de otra manera, trabajando fuera a tiempo completo, o lo haces a la hora de la comida o no hay manera.
Una desventaja de trabajar en casa es que en la hora de la comida, siempre me cae alguna tarea de ama de casa...puffff. No se puede tener todo