Así que hace más de una década solucioné ese problema aprendiendo a disfrutar de los días de diario (casi siempre). Creo que el secreto está en no odiar tu trabajo. Y si te gusta, mejor.
Pero esta semana, desde el martes, solo he deseado que llegara el viernes a las 15.00. Me ha costado concentrarme, me ha costado estar contenta y me ha costado no agobiarme. Los desafíos laborales me parecían problemas, empezar con un proyecto misión imposible y más y más....
Así que me receté una autoterapia:
Miércoles
Empezé mi autoterapia el miércoles escribiendo un post sobre que este verano me está resultando difícil. Leer los comentarios de los blog-amigos sube el ánimo
Llamé a mi marido y se lo conté. Sentí alivio.
Quedé con mis amigas Ana y Vicky y vinieron a la pisci. Allí hablamos todas a destiempo y a la vez, y como somos todas autónomas, trabajamos desde casa y tenemos que automotivarnos de vez en cuando, nos comprendemos. Eso sí, entre conversaciones inacabadas y chorros de pistolas de agua. Mirad que guapas estamos en esta foto. Yo soy la de naranja, Vicky la de rojo y Ana la de blanco.
Jueves
Ya me sentía mejor, aún así arrancar la jornada laboral fue duro duro. Pero atención. Llegó un momento que tomé buen ritmo, me contenté con comer un sandwich a todo gas y estuve trabajando hasta las 20.00. Tuve que parar para que no me acusaran de nocturnidad y para poder aprovechar de un chapuzón en la piscina.
Viernes
Es hoy. Y estoy cansada. Y hoy acabamos un poco antes. Y hoy firmo el contrato de alquiler del nuevo piso. Y sí, me está costando, pero he decidido que la semana que viene no va a ser igual. Un par de días malos los tiene cualquiera, ¿verdad?
En cualquier caso, confieso que ....¡TGIF! Thanks God is Friday!!!