viernes, 25 de enero de 2013

Y el viernes toca a su fin..

Queridísmos y queridísmas
Son las 10 de la noche y me doy cuenta de que mi gran viernes va tocando a su fin. Que poco dura lo bueno.
Me encuentro con un nuevo look y sin canas, con mi coche impoluto y estrés cero.
He ido a la pelu, y luego al centro comercial, donde he dejado mi coche en el parking en un sitio donde lo lavan a mano. La mierda que dejan mis hijos por el coche no se quita con un aspirador cualquiera. Mientras tanto, me he dedicadoa dejarme llevar por el lujo y ¡me he tomado un té con un muffin en el Starbucks mientra leía un libro!
Mi intención era mirar un poco los restos de las rebajas, pero ha sido muy frustrante. Lo que me gustaba solo quedaba en talla xs, en el mini Mango del centro comercial no había más que babas y en Zara he vivido la humillación de probarme unos pantalones talla 40 en los que no me entraba ni la pierna. Lo juro. Casi toda mi ropa es de talla 40 y alguna cosilla de la 38. Parece ser que el tallaje está tomando otros rumbos o que el objetivo de la moda es que nos pongamos los pantalones con calzador. Así que he terminado por gastarme la pasta en 3 sujetadores y 2 bragas. No me lo verá casi nadie pero me "subirá" la moral (y va con segundas)
Encima, me ha dado tiempo a irme a un Decathlon de Castro Culo con atasco en la M40 incluido a comprar el regalo de cumple para Olga: un patinete. El que tiene se le ha quedado pequeño y cuando lo saca tiene que ir tan encorbada que parece el Jorobado de Notre Dame. Ay, lo que hace el estirón.

Por la tarde hasta he llevado a mis hijos a la biblioteca, donde todo ha ido muy bien, hasta que Hugo ha tirado a Olga al suelo de un empujón, ella se ha puesto a llorar a voz en grito y Hugo se ha puesto a dar pisotones a la abuela por regañarle y a ponerme orejas de burro mientras yo consolaba a la niña. Se me fue la situación de las manos. Hace 30 años cualquier padre o madre habría solucionado el tema con un par de hostias.

Amig@s, el futuro es claro: no hay nada más divertido y relajado que ser una Desperate Housewife, porque a mí me ha dado tiempo hasta a hacer la casa...sin pestañear.

Y que no se me olvide. He publicado mi post mensual en el Buscalibros.
En el País de la Nube Blanca, de Sara Lark
http://www.el-buscalibros.com/2013/01/en-el-pais-de-la-nube-blanca-de-sarah.html
 El que se lo pierda, pilla colleja fiijo.


martes, 22 de enero de 2013

El Viernes

Este viernes viene con sorpresa porque me lo he tomado libre y ya lo tengo casi-planeado.
Me lo he tomado libre para no trabajar. Claro, pensará el que me lea, ¿y para qué sino?
Os explico.
Es algo más que no trabajar. Es desenchufar, es recargar baterías, es estar sobre todo sola. Y como sabeis trabajo desde casa sola, ¿para qué quiero estar aún más sola?
Allí está: quiero estar sola sin estar trabajando. Tiempo de calidad conmigo misma.
Tengo planes.
Voy a dejar a los niños al cole y después me voy a dar un desayuno-homenaje.
A las 10.30...¡me tapan las canas! Estoy fatal y no tengo tiempo para hacerlo. La semana pasada no comí para poder hacerme una depilación, y así es día sí y día no. Paso.
Luego me voy al centro comercial y voy a dejar el coche a unos señores que te lo lavan a mano. Y es que tengo hijos que comen dentro del coche y está asqueroso, no hay aspirador que pueda con ello.
Mientras tanto, subiré al centro comercial y me voy a tomar un chai tea latte en el Starbucks. Dios, solo de pensarlo me babean las papilas gustativas....
Y seguro que me paso por Mango, nunca se sabe si será una oportunidad de hacer un poco las rebajas.
Comeré, ¿y luego?
No sé...estaba pensando en seguir haciendo cosas sola pero de repente un comentario de Alter Ego en mi anterior post me ha devuelto a la Tierra y a la realidad y creo que será la ocasión para llevar a los niños (con un mes de retraso) al dentista.
Pues ya está. No sé si los planes saldrán bien, pero desde luego, me estoy levantando por la mañana pensando en que el viernes y canturreando:  Ole ole ole, que el viernes no hay cole.
Pero eso sí, a mis hijos, ni media, que sino se quieren apuntar.

domingo, 20 de enero de 2013

Haciendo ticks en la lista de tareas pendientes

Se termina la semana y a pesar de que el jueves me desperté pensado que era viernes, porque con tal cansancio no era posible que fuera otro día, he logrado avanzar en algunos proyectos personales, como...¡deshacerme de la cara de culo!

Compra : hecha
Llamar al médico para pedir cita: pendiente
Llamar al de la caldera: pendiente
Manicura: hecha
Depilación, bigote incluido: hecho, a pesar de que para hacerlo ese día mi almuerzo consistió en un huesito
Cambiar las sábanas de la cama: hecho
Limpieza de cutis casera: hecha
Intención de no gritar a la prole: el volúmen de mis gritos aumenta conforme pasa la semana
Dormir hasta las 11 de la mañana: ¡anda ya!

Y que no llegue el lunes, por dios

sábado, 19 de enero de 2013

La Wii, la Consola, la Nitendo y no sé que más

Mis hijos no tienen wii, ni consola ni aparatito de juegos al que quedarse enganchados gastándose los pulgares.
Estoy totalmente en contra de esos jueguecitos a edad tan temprana, a pesar de que much@s padres / madres me dicen que los niños cuando los están usando simplemente están jugando y me cuentan la historia de un cirujano que tenía más pericía que los demás porque se había dejado la juventud en el joystick (estoy empezando a pensar que es leyenda urbana)
Mi hijo creo que es el único niño de la clase que no tiene este tipo de juegos. ¿Me da pena? Pues no. De vez en cuando le dejo el ordenador, también porque tiene que hacer deberes usándolo, y ya está.
Sé que algún día tendré que comprar algo de eso, pero soy de la opinión de que mientras más tarde sea, mejor. Mis hijos juegan al escondite, al monstruo, con los patines, patinetes, puzzles, la oca, al dominó, a hacer pulseras, a hacer un volcán y bolas de jabón, a hacer pasteles y galletas zampándonos de paso masa cruda y de vez en cuando tienen el lujo hasta de aburrirse.

Y que cada padre compre los juegos a sus hijos que crea oportuno. De hecho, algunos administran muy bien el uso de juegos electrónicos a sus hijos y se cumplen las reglas. Pero yo conozco a mi hjo bien y por muchos límites que le ponga, sé que me perseguiría a cada momento libre como un drogadicto pidiendo más y más.

Esto lo digo porque de vez en cuando invito a amigos de mi hijo a jugar a casa y me hacen comentarios del tipo: vamos a ver la tele porque todos los juguetes de Hugo son aburridos. No saben hacer un puzzle y los juegos de mesa son terreno desconocido. Hasta que aceptan la ausencia de juegos electrónicos y se ponen a jugar al escondite o al juego ese de ponerse una carta en la frente y adivinar el personaje que eres y todo es comenzar a mearse de risa y querer volver otro día.

A mí que le hagan este tipo de comentarios a mi hijo me da penita, mucha penita porque le animan a pedir más la wii y compañía.

Pero mírales, ahora mismo, con el amiguito que ha venido , están construyendo armas cazavampiros con un juego de imanes y bolas imantadas, y están elaborando una estrategia para vencerlos...¿no es eso hacer mejor uso de la imaginación?

martes, 15 de enero de 2013

Vida de enero

Con papá durante un mes en Arabia Saudí por trabajo y yo ejerciendo de padre, de madre, de chófer y de compañera de juegos, por no nombrar las ingratas tareas cotidianas de baños, cenas, ropa y cola caos...¡cómo voy a estar! ¡Pues con cara de culo! Con el bigotillo sin depilar, con las ojeras moradas, .... con ganas de no hacer nada. Cómo es posible que visualizar una tarde ideal sea imaginarme sola, tirada en el sofá rodeada de libros y con el mando de la tele bien agarrado.

Pues sí, esto parece la versión madre sola en casa de "Así estoy yo sin ti"

Hoy mi hija ha tirado el cepillo de dientes de su hermano al váter. Mi sobrino se quedó a dormir el viernes y aterrizamos los 4 durmiendo en la misma cama. Mi hija afirma querer casarse con un amiguito del cole. Se fueron emails de clientes al spam y los tuve que llamar uno por uno para disculparme.

No logro salir de casa ningún dia a las 8.25, que es lo ideal. Da igual que me levante temprano, mi hija se termina bloqueando y quedándose parada delante del espejo, o sentada en el váter, o tirada en el suelo. Me pone de los nervios y vamos al cole casi todos los días enfadadas. No quiere vestirse o lavarse o ponerse los zapatos....va a cumplir 5 años en unas semanas y por las mañanas se comporta como un bebé. Hoy me ha desesperado tanto, sobre todo tras el drama del cepillo de dientes que he hablado con su profesora delante de ella. Y ¡oh sorpresa! Resulta que su profe siente lo mismo que yo, que con ciertas tareas quiere seguir comportándose como un bebé. Según su profe, no quiere crecer.
Espero que con el corte que le he hecho pasar delante de su profe la cosa mejore....que vestir a una niña de 5 años te mata la espalda.
Por el resto, todo va bien. Trabajo siendo más emocionante, y en febrero sí o sí tengo que retomar el deporte.....que una ya no es tan dura como antes. Y va con segundas.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Último Post del año

Para que la reunión familiar se haga leve, para decir otro año que sí, que soy una siesa, pero me da igual, probablemete sea lo que haga más divertidas ciertas partes de estas fiestas. Para pedir de todo corazón que el propósito de año nuevo de mi vecino sea dejar de fumar, al menos en el baño, porque el olor llega a mi baño a través de la ventilación. Para que me decida y en un arranque de valentía deje de currar y me tome unos meses sabáticos (no me lo creo ni yo) y para que el efecto de Aníbal Smith se cierne sobre mi chico y sobre mí y "Que todos los planes nos salgan bien".
Y feliz año nuevo a todos

jueves, 27 de diciembre de 2012

Mi primera entrada en el Buscalibros

No es la primera vez que hablo de Fran Rodríguez en este blog, y los que os leeis los comentarios ajenos, seguro que os habeis topado con alguno de Fran, que comenta casi exclusivamente cuando escribo algún relato.
Fran y yo, a pesar de tener edades diferentes, ubicaciones diferentes y vidas diferentes somos grandes amigos virtuales y chateadores ocasionales en facebook.
Aún así, me sorprendió cuando me propuso participar en su proyecto: El Buscalibros.
El Buscalibros nace de la pasión de Fran por la escritura y la lectura. Ha reunido a un grupo de blogueros unidos por ese mismo amor y nos ha puesto a escribir sobre eso mismo: libros, libros, libros...
Con gran orgullo y esperando estar a la altura del resto de los compañeros de El Buscalibros, os presento mi primera entrada en dicho Blog: Claus y Lucas, de Agota Kristoff.
No me gusta  ser pedigüeña, pero en estas fiestas me lo permito: por favor, pasaros por El Buscalibros y decidme cuánto os ha gustado. Porque es imposible que no os guste.
Y no os perdais la entrada de inaguración de este gran blog, con nada menos que el vídeo del cortometraje The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore que es simplemente maravilloso...

lunes, 24 de diciembre de 2012

Relato: Vivir en una Pompa de Jabón



Amigos. Hoy es Nochebuena y os regalo un cuento escrito por mí. Particularmente me encanta. Espero que lo disfruteis. Felices Fiestas.
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Al segundo gin-tonic me habló de una chica con la salió en su adolescencia y a la que tuvo que dejar porque tenía la mala costumbre de hurgarse la nariz con el dedo. Al tercero, me describió cuánto odiaba su primer trabajo. Y al cuarto, me contó como pasó 15 días enteros sin salir de casa y sin ver a casi nadie, tan sólo a los ocasionales repartidores que le traían la comida a domicilio.

Cristóbal y cuatro amigos más habían planeado pasar por fin unas vacaciones juntos. Se trataba de amigos con los que había estudiado en la universidad, ahora todos treintañeros. Habían alquilado un piso en Fuengirola, y querían revivir su adolescencia de nuevo. Un mes antes, uno de los amigos tuvo que cancelar porque su mujer le amenazó con divorciarse si la dejaba sola durante las vacaciones. A partir de allí, todo el plan se vino abajo como un castillo de naipes. A otro amigo le surgió un viaje de negocios al que no pudo negarse y al tercero le salió por fin un trabajo. Cristóbal y el cuarto amigo decidieron no irse solos.
Como no podía cambiar sus fechas de vacaciones, no sabía muy bien qué hacer con esos días libres. Se planteó irse a Inglaterra unos días a mejorar su inglés o gastarse el dinero reservado para su viaje en redecorar su piso. Me contó que tras pensarlo un poco, hizo creer a su familia,  amigos y compañeros de trabajo que se iba de vacaciones. Sin embargo, decidió encerrarse en casa durante esos 15 días y no poner ni un pie fuera. No le preocupaba la soledad, ni tampoco el aburrimiento. “Lo que de verdad me daba miedo”, me dijo, “era caer en la desidia y dejar de asearme y que se acumulara demasiada basura dentro de casa”.
Solucionó el reto de mantenerse limpio y arreglado con grandes dosis de fuerza de voluntad y el problema de la basura lo solventó dando una propina exageradamente alta a cada uno de los repartidores que venían a traerle la compra para que le tiraran la basura al bajar. “Tengo un problema con el tobillo”, les mentía, “y apenas puedo andar”.
Cada mañana, se despertaba sin despertador, sencillamente cuando se lo pedía el cuerpo. Se preparaba un café y se lo bebía en la cama mientras leía alguna de las novelas de las que se había surtido antes de encerrarse en casa. Después se duchaba y se vestía como si fuera a salir a trabajar, siempre conjuntado y con la ropa planchada. “A veces, incluso me puse la corbata”, me decía con asombro.
Los primeros días pasaba horas delante del ordenador, inventándose sus vacaciones y colgando fotos de playas en las que no había estado y de paisajes que nunca había visto en las redes sociales. Comentaba en blogs, leía las noticias,  y buscaba recetas nuevas para su almuerzo. Cada día se cocinaba algo distinto: spaghetti con salsas que jamás había probado, postres que no lograba comerse solo, y platos de todos los estilos.Arroz chino, sopa japonesa, couscous …lo que no logró fue que le saliera bien el sushi.
El sexto día, su rutina de lectura, ordenador y cocina no era suficiente para entretenerle, así que la emprendió con su casa y ordenó todos y cada uno de sus armarios, cajones y estanterías. Al abrir un cajón de su escritorio, descubrió un fajo de cartas que recibió de diferentes amigos y novias años atrás. Las releyó todas. Se sintió como si estuviese leyendo la correspondencia de otra persona. Por su cabeza desfilaron personajes de su pasado que ya casi había olvidado. Leyendo las cartas, no se reconoció en su yo de antes. Tan superficial, tan impaciente por agradar a los demás.
Al séptimo día descubrió dos cosas:
-En su afán de ordenar había tirado tanta ropa,  que casi no le quedaba qué ponerse en el armario.
-Había dado tantas propinas a los repartidores para que se deshicieran de las docenas de bolsas de basura que había acumulado con la limpieza, que se estaba quedando sin dinero en metálico.
Pasó toda la tarde comprándose ropa nueva en los outlets de la red. También compró una papelera de capacidad de 50 litros para poder aguantar hasta el final de sus vacaciones sin tirar la basura.
El octavo día descubrió que hacía mucho tiempo que no se sentía tan feliz y ese pensamiento le hizo sentirse inquieto.
El noveno día tuvo que esconderse en el armario de su habitación durante una hora porque vino su hermana a regarle las plantas.
El décimo día, el pensamiento de saber que en breve tendría que salir de nuevo a la calle, y enfrentarse al mundo empezó a acecharle. Para mantener su mente ocupada preparó un complicado  plato de hojas de viña rellenas de arroz y carne picada. El relleno era simple de hacer, pero poner la cantidad justa dentro de cada hoja y enrollarla sin que se rompieran resultaba todo un reto. El resultado fue un plato exquisito. Le sobró mucha comida  y no se sintió mal por no poder compartirla con nadie. Se dio cuenta de algo. Se dio cuenta de que su mundo era redondo. Redondo y frágil como una burbuja de jabón.
Los últimos cinco días, transcurrieron a una velocidad vertiginosa, escurriéndose como agua entre los dedos. Sus libros, su cocina, su ordenador, su tele, su colchoneta azul donde hacía los estiramientos matinales, constituían un mundo perfecto que no quería cambiar. Se quería más que nunca,  adoraba estar consigo mismo y mantener diálogos mentalmente. Sin embargo, pensar en su yo laboral, en su yo como amigo, hermano, hijo y tío no le producía placer alguno. Al pensar en su vida normal, en su vida anterior a la burbuja, le parecía estar visionando escenas de la vida de otro…y no siempre le gustaba lo que veía.

Y aquí Cristóbal acabo su cuarto gin-tonic y también paró de hablar.
“¿Y qué pasó luego?”, le pregunté
“Nada”, me dijo, “tuve que volver a trabajar, a mi vida cotidiana, a mi día a día”
“Entonces, ¿sufriste simplemente algo así como un síndrome postvacacional?”, intenté resumir.
“No”, me contestó, “fue como despedirse de un buen amigo. Aunque seguro que pronto nos volveremos a encontrar”

domingo, 23 de diciembre de 2012

El día que el mundo tuvo que acabarse no se acabó

Decían que el viernes se iba a acabar el mundo. Y eso lo dijeron nada menos que los mayas, que eran muy listos y propietarios de una cultura muy avanzada.
El viernes no se acabó el mundo, pero a mí me cayó un marronazo laboral, que con mis añitos y mi experiencia, supe solventar muy bien, pero cuando por fin pude cerrar el chiringuito, me dolía la cabeza y el estómago de lo vacío que estaba. Lo peor, es que como todo marrón que se precie, me seguirá salpicando el resto de esta semana.

Y es que esta semana pasada, ha sido muy dura, con mi marido de viaje y yo ejerciendo de chófer, madre, ama de casa, cocinera y trabajadora a la vez...Y es que el jueves ya no sentía ni las piernas. En un arranque de súper héroe, el miércoles aproveché que estaba mi madre en casa cuidando de mis hijos y cogí la bolsa de la compra y me fui a comprar la comida para la cena de Nochebuena. Y creo que hice bien, porque estos días hace falta mucha paciencia para hacer cola en la pescadería y en la caja. Así que hoy, en vez de estar en el Hipercor me puedo dedicar a escribir a este post, a contestar a un mail de mamá de una monita que tenía ya 10 días de antigüedad y hacer un puré para mañana.....
Y aprovechando el momento, para las pocas bloguers que leeis mi blog...¡en mayo, con ocasión de la visita de Mami de una Monita a Madrid, hay desvirtualización! Tenemos que organizarle una bienvenida inolvidable. Por fin vamos a verle la cara. Como sabeis, Mami de una Monita, es una gran fotógrafa, pero no practica el autorretrato y estamos deseando verle la cara.

Mientras tanto, iré preparando mi primer post para el Buscalibros, blog del que paso a formar parte por invitación del primer bloguer que siguió mi blog y la primera persona que me dio un premio bloguero, Fran Rodríguez.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Día parisino

Llego a París - Orly con media hora para llegar a la reunión. La cola llega de los taxis es inmensa y se comenta que hay atascos. Así que decido tomar un moto taxi. Me ponen un casco, unos guantes XL y una mega chupa encima del abrigo. Cuando subo a la moto me ponen una manta motera y París, allá voy... Sorteando el atascazo y viviendo la aventura. Alucinante. A ver la cara de mi jefe cuando vea la hoja de gastos.
Después de la reunión me pateo París, sobre todo la zona Place de la Madeleine para empaparme del espíritu gourmet francés. Es mi trabajo. Cuaderno en mano, voy tomando notas en Fauchon, Maille, Hediard, Lafayette Gourmet... Fauchon me encanta pero cuando empiezo a tomar notas me empieza a perseguir un señor con un pinganillo y me voy a escribir fuera. Vuelvo más tarde a Fauchon y se me acelera el corazón, se nubla la vista y tengo que comprar. El monstruo consumista se apodera de mi. En nochebuena cae foie fijo. Ahora estoy en el aeropuerto y me duelen los muslos. Me acorde de los seguidores del blog y os envio un saludo por video.

Inmaysumundo en París

Inmaysumundo saludando desde París

  • martes, 11 de diciembre de 2012

    Aeropuerto

    Aquí estoy en la T2 rumbo a París. Ida y vuelta en el día. Reunión con presentación y luego investigación sobre el terreno de lo que hace la compe. y todo a 3 grados. Llevo más ropa que Heidi cuando fue a casa de su abuelo con todo su armario puesto. El madrugón no me lo quito de encima hasta el fin de semana. C'est la vie. Mis hijos, súper envidiosos. Noooo, vas a París sola. Joooo vas a ver la Tour Eiffel. Que bonito creer que en un viaje de trabajo te da tiempo a hacer turismo. Y mientras, me llega un text diciendo que la peque se ha hecho pis en la cama ... !
    Si es que una no puede faltar!!

    lunes, 3 de diciembre de 2012

    Este Puente es todo mío

    Avanzo una pequeña tragedia laboral. Durante 1 mes me quedo sin becario. Así que seré como Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como. Como la parte operativa la llevamos entre las dos, pues está cantado que tomarse unos días en Navidad es imposible, no me lo tienen ni que decir.
    Por eso, me tomo el puente que lleva mi nombre.
    Tengo grandes planes durante este puente que consisten en:
    - No pensar en el trabajo. Está prohibido.
    - Mobilidad geográfica reducida. Es decir, que toda distancia en coche superior a 15 minutos estará estrictamente prohibida.
    - Actividades varias: patinaje sobre hielo, parque, elaboración de bizcochos, brownies, galletas caseras, parque, urbanización, televisión, parque, deberes, ¿biblioteca?....
    - La compra solo se podrá efectuar por internet o a través de mi marido, que hace mucho que no va

    Y eso, que estos tres días de planificación 2013, estrategia y power point, no van a ser facilillos, pero.......¡oye! Que ya me estoy relamiendo pensando en 4 días en casa con mis fieras.

    jueves, 29 de noviembre de 2012

    Como ser kutre en Halloween...y que no esté tan mal

    No soy anti-Halloween, pero vamos, que es algo de lo que paso completamente. Ni me va ni me viene. Veo como año tras año vecinos y amigas me hablan de que han hecho fiestas de Halloween, veo sus fotos en Facebook, alguna vez mis hijos han podido ir disfrazados en el cole....pero nunca me ha llegado la vena participativa.
    Hasta que este año, Halloween ha llamado a mi puerta. Tal cual. Volvíamos de nuestras vacaciones en Bélgica cuando encontramos un letrero en el portal citándonos a los vecinos a celebrar Halloween. En plan, a partir de las 21.00, a pedir chuches.
    Para mí eso fue una encerrona. Además, en cuanto leyeron el cartel, los niños no dejaron de calcular en permanencia la cuenta atrás para el día de Halloween. Y además no teníamos disfraz. Como vivo en Nohaynadalandia, solo un Hipercor, voy dejando lo de los disfraces para el día siguiente. Hasta llegar a D-1. Entonces se me ilumina la bombilla y decido que mi hijo se va poner el disfraz de Diablo que le compré hace dos años y que aún le vale. Aunque más que diablo parece de John Travolta en los 80. Pero con unos cuertnos y un tridente que tengo de manualidad de otro disfraz...va que chuta. Y a mi hija, que le gusta ir de princesa, le propongo ir de híbrido princesa-bruja, es decir, traje de princesa y gorro de bruja y se pone súper féliz. Coste total: 3€ de gorro.
    Día D. Cita a las 21.00. A las 19.00 vienen los primeros niños a pedir las chuches.
    ¿Queeeeee?
    Pues eso, empieza a cundir el pánico, se disfrazan en 2 minutos y bajamos abajo para encontrarme que solo hay tres niños, los demás ya estaban por las casas, a los que les intento camelar para que se lleven a mis hijos a la ronda. Evidentemente, sin éxito. Así que yo, con los vaqueros y la chaqueta del chándal, sin pintar y sin peinar me veo recorriéndome las casas de los 6 portales de la urbanización. Quiso la casualidad que en el primer portal me encontrara con una cuidadora que estaba acompañando a dos niños a hacer la ronda. También ya le vale a los padres, encasquetarle el truco o trato a la cuidadora, menuda cara.
    Y allí fuimos en comandita, recorriendo y llamando a TODAS y cada una de las puertas de las casas de los vecinos.
    Conclusión:
    Duración: 2 horas de truco-trato
    Niños: felices, deseando que pase de nuevo
    Yo: mareada pero muerta de risa, y es que hay cada vecino.....
    Cuidadora: encantada de haberse encontrado conmigo y no haber ido sola. Se fue con el comentario " bueno, al final lo hemos pasado muy bien"
    Padre de mis hijos: Escaqueado....
    Chuches: Demasiados, la mitad de ellos fueron a parar a un escondite secreto conocido solo por mí
    Testimonios gráficos:




    Chuches con tridente


    Mis monstruos (el John Travolta es un disfraz de diablo)

    lunes, 26 de noviembre de 2012

    El fan número 99, 100, 101...

    Increíble pero cierto.
    Llevo casi un año con 98 fans en Facebook. Y de repente esta tarde, sin comerlo ni beberlo, estos 98 fans se han convertido en el mítico número 100.
    Gracias a Teo desde Rumania y a Mercedes desde Extremadura (Plasencia) por apuntaros y dadme una alegría tras un agotador día de supervivencia con experiencias laborales gruñonas, principio de resfriado, niña que no quiere cenar, marido que ha perdido el ratón del ordenador, y por supuesto no es culpa suya, y un retrovisor del coche roto.
    Y si alguien se quiere apuntar a mi grupo para que seamos los 101 Inma-Dálmatas sólo tiene que hacer click aquí

    Y no me lo puedo creer. Esto es cierto...He ido a copiar el enlace del grupo a Facebook ...y me he encontrado con mi fan número 101: Laura Porcel. Laura y yo nos conocimos en el 95 cuando trabajábamos en Disneyland Paris. Fuimos con una amiga común a ver el Show de Buffalo Bill. Años después, nos reencontramos trabajando en la misma empresa en Madrid y tardamos un mes en reconocernos. Y no me extraña que el número 101 sea el de Laura. 101 es un número mítico en Disney. Por los Dálmatas. El código "secreto" que se usa cuando se rompe una atracción es el 101 (one o one)...porque todo se torció cuando los Dálmatas fueron 101.

    Gracias a todos

    viernes, 23 de noviembre de 2012

    Flash back: Los Hombres nunca tienen la culpa

    Desde bien pequeña, observando a los adultos que me rodeaban me di cuenta de una cosa: Los hombres tienen una terrible tendencia a culpar de todo a sus mujeres
    En serio.
    Se las apañan para dar la vuelta a todo lo que pasa para echar la culpa a una mujer, sobre todo si es su novia, mujer o madre. Lo he visto hacer a mis tíos, a mi padre, a familiares, a vecinos...Y ahora lo sufro en carne propia. Y es que mi marido, a veces, con tal de no aceptar su culpabilidad es capaz de cualquier cosa.
    Os voy a contar dos ejemplos, que no son recientes, porque de lo contrario aún tendría desenterrada el hacha de guerra

    Las llaves
    Año 2005. Yo, todas las noches echaba la llave en la puerta principal y la dejaba puesta. Todos los días.
    Un día por la mañana, domingo, salimos marido, bebé en carrito y yo de casa. Primero yo con el carrito y un bebé de un mes y luego mi marido. El abre la puerta con la llave que estaba en la cerradura. Deja la llave dentro de la cerradura, cierra la puerta y ¡ta chán! Estamos encerrados fuera de casa...hay que llamar a un cerrajero.
    Veredicto: Yo soy culpable porque durante la noche, como todas las noches, dejé la llave puesta en la cerradura. No es culpable la persona que se ha olvidado de sacar las llaves de la cerradura al abrir la puerta y luego al cerrarla. No os digo, la que se formó. Y como yo estaba en el máximo nivel hormonal, lo que lloré.

    Año 2011. Mi marido se lleva un día mi coche al trabajo. Al día siguiente, volvemos a la rutina y se lleva el suyo. Cuando a las 4 de la tarde voy a buscar a los niños (cole inalcanzable sin coche), mis llaves no están colgadas del mueblecito de llaves. No panic. Llamo a mi marido. Oye, ¿te has llevado mis llaves? Contesta: Uy, si, perdona. No pasa nada, dime donde están las de repuesto. Me contesta: uy, están en mi bolso. Vaya, se ha llevado los dos pares de llaves en el bolso.
    Bueno, pues le propongo que salga del trabajo y haga la recogida. Me contesta: tengo una reunión importantísima.
    Vale, pues me cogeré un taxi.
    Para quién me conozca, esto le parecerá increíble, pero yo tenía un día zen y ni me enfadé ni le culpé de nada. Oye, shit happens. Pero entonces, me dice...
    "Es que de verdad, que cosas tienes, la culpa es tuya. Como se te ocurre no asegurarte de que las llaves están en su sito"
    Veredicto: Yo soy culpable. Por no registrar el bolso de mi marido cada noche.
    Han leído bien. Después de esto, sí que hubo un grito de mi parte, más bien una frase entera gritada, con algún taco seguido de mi dedo apretando la tecla roja del teléfono.
    Hay que joderse.